Huyen de su país porque sus vidas corren peligro
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Mucho se habla de la poca sensibilidad de los jueces en Estados Unidos para determinar si los adolescentes –tanto o más que los adultos—están en condiciones de ser recibidos como refugiados en el país del Norte, cuando la gran mayoría viene huyendo de la violencia en su contra, además de la pobreza que enfrentan en sus países de origen.
Pero Estados Unidos solamente es el primer calvario. El segundo, al que acuden muchos de los rechazados en ese país, es México. Las organizaciones internacionales y locales han denunciado ya este hecho, que permanecía inédito ante la opinión pública, y que merece ser tomado en cuenta desde la perspectiva humanitaria de los países del continente.
A la baja la aceptación de solicitudes
La Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR) es un organismo que trata de prolongar la buena fama mundial que tenía México hacia los años ochenta del siglo pasado de acoger y proteger a los refugiados de otras latitudes, especialmente a los que provenían de los diversos procesos de guerra civil en los países del cono sur o de América Central.
Pero en este 2014, la COMAR está enfrentando una serie de dificultades estructurales para continuar con esa tradición mexicana. Al contrario, según estadísticas de la propia COMAR, de las 4 mil 589 solicitudes recibidas en 2013 –la cifra se cuadriplicó en comparación con 2012, cuando se recibieron mil 296– sólo se aprobaron mil 134.
Es decir, que apenas un 24.7% de las peticiones de refugio fueron aceptadas. El resto recibió la orden de ser expulsados de México y devueltos a las poblaciones de las que muchos de ellos salieron huyendo, especialmente de Honduras, en donde las maras y los grupos de pandillas reclutan a jóvenes contra su voluntad y si no aceptan, simplemente los liquidan.
La coalición Sin Fronteras, junto con otras 150 organizaciones de 14 países de todo el continente americano, presentó el pasado mes de octubre en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su sede de Washington el documento “Iniciativa Cartagena +30”; un estudio en el que las organizaciones exponen los avances y desafíos en materia de protección internacional en toda la región latinoamericana.
En este estudio se presentan, entre otros temas importantes para los migrantes, refugiados, exiliados de todo el continente, cuáles son las principales trabas que enfrentan los migrantes para conseguir la condición de refugiado ya no en Estados Unidos, sino en México, cuando son rechazados en su solicitud de refugio en Estados Unidos.
No se garantiza el debido proceso en los casos de solicitantes de asilo.
Quizá esta sea la principal dificultad que enfrentan los refugiados centroamericanos al pedir asilo en México, que el “debido proceso” no se lleva a cabo y, como resultado, son expulsados, volviendo a las condiciones peligrosas que los orillaron a salir de sus países de origen.
En ese sentido la directora de Sin Fronteras, quien presentó el documento en Washington, Nancy Pérez, subraya que, “en muchas ocasiones, los solicitantes no tienen acceso a una entrevista cualificada para determinar si, en efecto, califica para poder optar a la condición de refugiado en México”.
Además, Nancy Pérez resalta “la falta de intérpretes cualificados y la ausencia de abogados disponibles para brindar ayuda a los migrantes que, en su mayoría, acuden a las organizaciones de la sociedad civil como única alternativa”.
Otra dificultad que enfrentan los refugiados –especialmente, en este momento, los de origen hondureño, y más concretamente, quienes proceden de San Pedro Sula– es el que no se da atención adecuada o acompañamiento a las personas con discapacidades, o que tienen necesidad de atención psicológica.
“La falta de este tipo de atención durante el proceso de solicitud de asilo afecta la habilidad y confianza de la persona para contar su historia, y también puede impedir un buen conocimiento de las circunstancias del caso”, expresa Nancy Pérez, quien explica que este hecho también está relacionado “con el tipo de preguntas que se plantean en la entrevista, que no siempre permiten que la persona exprese todo su relato o se omiten situaciones de trauma y se desconoce la información del país de origen”.
Plazos, falta de personal, ignorancia…
Siempre de acuerdo a la defensora de los derechos humanos y representante de Sin Fronteras, otra de las trabas que enfrentan los refugiados que piden asilo en México es que los plazos son muy cortos para solicitar asilo, lo que deja fuera a gente merecedora de protección internacional.
“Las personas que solicitan asilo después de los 30 días hábiles, refiere Nancy Pérez, es muy difícil que accedan al procedimiento de refugio, ya que la COMAR les exige que justifiquen por qué no lo hicieron a tiempo. Y el hecho de que la persona diga que por desconocimiento, no se toma en cuenta.
Por supuesto, también califica en este rosario de dificultades, la falta de personal y de infraestructura en la COMAR, puesto que en México solo existen tres oficinas de este organismo: en Tapachula (Chiapas), Acayucan (Veracruz), y en el Distrito Federal.
“Sin duda, el personal que tiene la COMAR es insuficiente para la atención a este grupo de población, y eso se ve reflejado en el bajo número de solicitudes admitidas”, indica Pérez, que señala que además de que la COMAR tiene poca infraestructura, ésta se concentra en el Distrito Federal, lo que obliga a los migrantes que están en el interior de la República a desplazarse a la capital para resolver su situación.
Y, finalmente –según Nancy Pérez. Está el hecho de que los migrantes desconocen que tienen derecho a solicitar asilo en México. Para la activista, el bajo número de solicitudes de asilo aceptadas por México también tiene mucho que ver con el desconocimiento de los migrantes de este derecho que México reconoce en el Capítulo 1, artículo cuatro, del Reglamento de la Ley sobre Refugiados y Protección Complementaria.
“Hay que tener en cuenta que son muy pocas las personas que pueden acceder a este derecho, o que tiene contacto con alguna organización que le dice ‘mira, tú puedes solicitar asilo en el país’. El grueso de la población no lo conoce, porque las organizaciones tampoco pueden tener contacto con todos. Entonces, muchos se van con el flujo de tránsito sin saber que podían solicitar asilo en alguno de los países”, explica finalmente Nancy Pérez.
(Con información del portal Animal Político)