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¿Ofensa a los sentimientos religiosos? Barbie, disfrazada de Virgen María

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Esteban Pittaro - publicado el 23/09/14
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Una polémica muestra se expondrá desde octubre en Buenos Aires.
Aunque sin la agresividad de la obra ideológica que alguna vez expuso León Ferrari, pero con la esperable reacción negativa de parte de la comunidad cristiana, dos artistas argentinos son noticia en portales de todo el mundo por su próxima exposición “Barbie, The Plastic Religión”. La muestra será presentada en una galería de arte contemporáneo ubicada en La Boca, POPA.

En la obra, sus responsables “Pool&Marianela”, expondrán muñecos de Barbie y Ken, de la firma Mattel, revestidos como distintas figuras religiosas. Entre las 33 figuras representadas hay una mayoría de advocaciones marianas como la Virgen de Guadalupe, de Luján, y de Aparecida, algunas referidas a Jesucristo, a distintos santos, a cultos no aprobados por la Iglesia como la Difunta Correa o el Gauchito Gil, y algunas figuras hindúes.

Los artistas aclararon en su página de Facebook que no hicieron representaciones de Mahoma ya que “está prohibido hacerlo” y “no hay imágenes de él”. “Respetamos a la comunidad musulmana tanto a como todas las demás”, continúan, y afirman que su obra “trata de homenajear y no causar ningún tipo de ofensas a ninguna religión”.

El recuerdo de Ferrari y la respuesta de Bergoglio

Más allá de que Pool&Marianela expresen su intención no ofender, es esperable en una sociedad porteña que se siente muy cercana a los santos y figuras representadas en la muestra que se generen repudios por vincular tan sentida devoción a una figura comercial como Barbie. La fe no es algo que se adquiera en los centros comerciales ni busca ser motivo de juego. Y a parte del pueblo cristiano, como al islámico, presumiblemente no le guste que la imagen de su Dios, que no es sólo el Padre sino también Jesucristo, sea asociada a una figura de consumo masivo.

Baste recordar la polémica suscitada ante la presentación del ya fallecido León Ferrari en 2004. En aquella ocasión, Ferrari expuso en el Centro Cultural Recoleta, que a diferencia de este caso, se trata de un centro municipal. Su obra, asimismo, era notablemente más agresiva que esta, e implicaba cuestionamientos ideológicos contundentes. Entre otras imágenes, se podía ver muñecos de santos en una freidora, una imagen de Jesús sobre una sartén o saliendo de una tostadora, una fotografía de Juan Pablo II sobre varias de profilácticos y una de Jesucristo crucificado sobre un avión.

Ante el repudio de la Iglesia, sobre todo por tratarse de una obra expuesta en un espacio sostenido con la contribución impositiva, se generaron distintas muestras de odio contra los cristianos. Este periodista, de hecho, en torno a esos días egresó de una Misa en la Iglesia del Pilar, ubicada adjunta al Centro Cultural Recoleta, entre escupitajos y agresivos gritos de grupos que apoyaban a Ferrari y habían ido a provocar a los fieles.

En ese momento, había expresado en una carta el entonces Arzobispo de Buenos Aires cardenal Jorge Bergoglio: “Desde hace algún tiempo se vienen dando en la Ciudad algunas expresiones públicas de burla y ofensas a las personas de nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María; como asimismo diversas manifestaciones contra los valores religiosos y morales que profesamos. Hoy me dirijo a Ustedes muy dolido por la blasfemia que es perpetrada en el Centro Cultural Recoleta con motivo de una exposición plástica. También me apena que este evento sea realizado en un centro cultural que se sostiene con el dinero que el pueblo cristiano y personas de buena voluntad aportan con sus impuestos.

En el mensaje, continuaba Bergoglio: “Jesús ya nos había advertido que sucederían estas cosas y, con mucha ternura, nos dijo que no tuviéramos miedo, que somos su pequeño rebaño, que perseveráramos en la lucha por la fe y en la caridad, esperando en El, orando con verdadera confianza de hijos al Padre que nos quiere. Frente a esta blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad les pido que, todos unidos, hagamos un acto de reparación y petición de perdón”.

Si bien, como se ha dicho, probablemente no es esta una obra que haya sido concebida con la intencionalidad de aquella de Ferrari, no se expone en un lugar de financiamiento público y algunas de las imágenes son parecidas a algunas expuestas en puntos de ventas callejeros, la polémica es evidente e inminente. Por ahora, el eco se da en la prensa internacional. Quizá esas palabras de Bergoglio aún resuenen en los oídos de la prensa argentina general que aún no ha volcado su atención sobre esta muestra.
 

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