La Arquidiócesis primada celebra la XX asamblea sinodal. La última convocatoria fue en 1993
La Iglesia de Lima entrará a un periodo de revisión y análisis de su trabajo pastoral durante los próximos años, en lo que se ha denominado el XX Sínodo Arquidiocesano Limense, cuyo lema es: “Tú tienes la palabra”.
Este tiempo servirá para abordar temas como la catequesis y la transmisión de la fe en las familias, colegios, parroquias y movimientos, así como la formación permanente de los consagrados y el llamado universal a la santidad.
Hay expectativa también por lo que pueda expandirse a futuro, y que los organizadores han denominado "la promoción de la caridad social y las obras de misericordia", sobre todo en una ciudad donde el índice de pobreza alcanza el 12,8% de la población,según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Los Sínodos limeños en la historia
Mucho peso tiene en la historia de la Iglesia latinoamericana, lo que fue el III Concilio Limense, convocado y presidido por el mismo Santo Toribio de Mogrovejo, segundo Arzobispo de Lima allá por el año 1582 y que se extendiera hasta 1583, periodo durante el cual se trataron temas de suma importancia para la primera evangelización.
Así, se definieron los instrumentos catequéticos más adecuados para ser utilizados entre mestizos, criollos e indígenas, apareciendo por primera vez la necesidad de una "evangelización aculturada" (en términos de entonces), la cual debería ser dirigida a los quechuahablantes, a quienes se les debería presentar el Evangelio en su propia lengua.
Otros sínodos arquidiocesanos en el siglo XX fueron los convocados por los cardenales Juan Landázuri Ricketts, OFM, en 1950 y Augusto Vargas Alzamora, SJ, en 1993, este último como respuesta a los lineamientos de la Nueva Evangelización, querida por san Juan Pablo II desde la IV Asamblea del CELAM de 1992 en Santo Domingo.
Unidos a Pedro
El arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, tomó palabras del papa Francisco durante la misa de inauguración del Sínodo, mediante las cuales exhortó a los fieles "a pasar de una mera pastoral de conservación a una pastoral misionera", lo que implica según algunos obervadores, la urgente necesidad que tiene la Iglesia limeña por impulsar nuevas estrategias que devuelvan a Lima su fama de "tierra de santos".
Este Sínodo está ya en el corazón del papa Francisco, quien durante el rezo del Ángelus bendijo las actividades de tan importante asamblea con palabras públicas de acompañamiento y bendición.
De este modo, la comunidad peregrina –unida al Pastor Universal–, reza a Dios cada domingo en las misas: "Anima nuestra comunión eclesial, danos un renovado impulso de vida cristiana para ser los discípulos misioneros de Jesucristo…"