Más de 120 millones de niños y jóvenes sufren agresiones de este tipo en el mundo, según Unicef
Todos los días saltan a los titulares de los medios de comunicación agresiones a pequeños y adolescentes por parte de su entorno familiar o cercano. La asociación malagueña Redime, de enfoque cristiano, lleva trabajando para rehabilitar las heridas que dejan a las víctimas y prevenir nuevos casos.
Sobre este aspecto, ofrecerán una conferencia el sábado 28 de septiembre, en una actividad conjunta con la Fundación Solidaridad Humana, dirigida a padres, médicos, psicólogos, terapeutas, orientadores, educadores, entre otros. Consideran que actualmente no hay más casos que antes, aunque “la erotización de nuestra sociedad occidental no ayuda a la comprensión de la sexualidad de una manera sana”, según Eliseo Gutiérrez. La cuestión es que ahora se conocen por los medios, mientras que antes no salían del entorno cercano de la víctima.
-¿Tenemos que alarmarnos con el Abuso Sexual Infantil (ASI)?
El Abuso Sexual Infantil (ASI) es un grave problema social que debemos reconocer para darle la debida importancia. Esta es una cuestión que se ha mantenido oculta a lo largo de los tiempos, sujeta al «ámbito privado». Todos debemos contribuir a la sensibilización y concienciación acerca de la extensión, gravedad y costos que la violencia familiar ocasiona a toda la sociedad y sus instituciones. Porque afecta a un alto porcentaje de familias de cualquier comunidad, en todos los niveles económicos, culturales y religiosos.
-¿Cómo se creó la Asociación Redime?
Redime surgió en el 2004 a raíz de unos padres angustiados, Joel Iglesias y Gloria Medina, sacudidos por la noticia de que su hija Miriam de 18 años, les confesó que fue abusada reiteradamente de niña, a la edad de 5 años, por un monitor de una actividad extraescolar. Estos padres, ante la necesidad urgente de ayudar a su hija, buscaron ayuda, encontraron a otras víctimas y constataron la carencia de ayuda profesional específica sobre el tema, por lo que decidieron investigar, acopiar materiales y constituir grupos de auto-ayuda o ayuda mutua.
-Desde 2004 trabajan en la rehabilitación de personas adultas que sufrieron abusos en su infancia, ¿qué secuelas encuentran en ellos?
Muchas víctimas de agresiones sexuales borran de su mente lo ocurrido en su infancia para poder sobrevivir; otros bloquean sus emociones. Todo tipo de abuso sexual es dañino y el trauma que produce no finaliza cuando el abuso se acaba. Los niños no están preparados psicológicamente para hacer frente al estímulo sexual. Hay consecuencias a corto y largo plazo en los ámbitos físicos, conductuales, emocionales, sexuales y sociales.
-¿Cómo se recuperan las personas que han sufrido agresiones de este tipo?
Con frecuencia, las víctimas de ASI no pueden ver la relación entre el abuso que sufrieron en el pasado y los problemas del presente, y no es hasta después de haber pasado por varios tratamientos y años de consulta, que pueden llegar a contar su abuso. La ayuda terapéutica que ofrecemos a las víctimas de ASI en Redime son los Grupos de Ayuda Mutua (GAM)
Los Grupos de Ayuda Mutua Redime están compuestos por personas que comparten el mismo problema o situación de abuso, que se reúnen para afrontar, superar y conseguir cambios sociales y/o personales.
–Habrán encontrado complejo de culpa en las personas abusadas, ¿inciden en que ellos no son responsables de las agresiones sufridas?
Muchas víctimas no mencionan un sentimiento de culpabilidad como tal, pero se sienten avergonzadas por lo que ocurrió. Para ellas, esto se traduce en sus vidas diarias en un sentimiento de estar cargadas de culpabilidad respecto a todo. Las circunstancias son interminables. Las víctimas tienen una tendencia a llevar la culpa de su familia y de todo el mundo encima de sus hombros. El mensaje es claro, el niño nunca es responsable del abuso perpetrado por una persona adulta y, por lo tanto, no es culpable sino víctima.
-¿Es en el ámbito familiar donde se dan preferentemente los abusos a menores? Es como tener el enemigo en casa, ¿a qué se debe esto?
Según la organización Save the Children, medio millón de niños y niñas sufren abusos sexuales en nuestro país, pero solo se conocen el 5% de los casos. En el 85% estas situaciones se dan en el ámbito familiar. Efectivamente, significa tener el enemigo en casa, añadiéndose el agravante que el niño depende emocional, física y económicamente de sus progenitores, y carece de recursos para poder comprender y valorar la dimensión del problema.
Quienes abusan de los niños son mayoritariamente padres, padrastros, tíos, hermanos, primos, abuelos, vecinos, maestros, religiosos y en último lugar desconocidos. Así que el 75% de las agresiones vienen del entorno más cercano.
-¿Cuáles son las motivaciones que llevan a un mayor a abusar de los niños? ¿Se puede dibujar un perfil aproximado del abusador? ¿También abusan las mujeres de los niños?
Un estudio muy reciente demostró que el 40% de aquellos que han abusado de niños, fueron también abusados sexualmente cuando fueron niños. Por lo tanto, ellos tienden a escoger a sus víctimas como ellos fueron victimados, en este sentido debemos estar atentos y prevenir qué tipo de personas están en contacto con nuestros hijos. Entre los principales indicadores iniciales del perfil del abusador – un adulto aparentemente normal – están: alcoholismo, drogadicción, religiosidad conservadora, acompañada de creencias muy rígidas respecto a los roles masculinos y femeninos y respecto a las actitudes sexuales.
Las mujeres también comenten estos abusos pero en mucha menor medida, porque la mayoría de los agresores son hombres.
-¿Tienen cifras en España y en países de Sudamérica de cuál es la incidencia de agresiones sexuales a menores?
El ABC (08/11/2012) recogió que el ASI podía llegar a afectar a entre un 15 y 20% de la población, especialmente del sexo femenino. Con todo, a pesar de ser un «problema social importante», suele mantenerse en secreto, ya que apenas se conocen un 2% de los casos.
Según Unicef: “Más de 120 millones de niñas y jóvenes han sufrido abuso sexual". El reporte del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el mayor estudio sobre violencia contra la infancia hasta la fecha que incluye datos de 190 países, indica que los niños con frecuencia sufren abusos en sus propias comunidades, casas y escuelas.
-¿Qué conocimientos deben proveer los padres a sus hijos frente al abuso sexual?
Los niños/as deben saber sus derechos y responsabilidades. Deben, entre otros, conocer los límites adecuados en la relación con sus padres y con los adultos, en particular cuando éstas suponen presión, engaño, o violencia. Deben reconocer las partes de su cuerpo e identificar las partes íntimas (genitales) en ellos y en los demás, reconocer los distintos tipos de caricias por las partes del cuerpo (partes visibles y partes privadas o íntimas) y por los sentimientos que estas provocan (vergüenza, alegría, placer), tener claras las normas de seguridad familiar (teléfono, internet), aprender un adecuado manejo del SECRETO. Hay secretos que se deben guardar y otros no.
–A su juicio, ¿qué mecanismos se dan en la cultura actual para que hayan aumentado las agresiones a los chicos? En este sentido, ¿hay alguna conexión entre estas agresiones y el incremento del erotismo en los medios de comunicación?
No creemos que hayan aumentado los casos de abusos sexuales a menores, lo que ocurre es que probablemente, en la actualidad salgan más a la luz a través de los medios de comunicación. Desde luego, entendemos que la erotización de nuestra sociedad occidental no ayuda a la comprensión de la sexualidad de una manera sana y aún hemos de intentar que todo lo relacionado con el sexo pueda verse sin la carga de exceso o débito con la que aún se afronta. Sin embargo, en sociedades menos avanzadas encontramos que el abuso a los niños es también un gravísimo problema lleno de ocultación y secretismos, pero cargado de dolor y confusión.
Es este, a nuestro juicio, un asunto débilmente tratado por los gobernantes de todo el mundo, sin llegar a comprender las consecuencias en la sociedad adulta.
El mito de que hoy en día hay más ASI que en épocas pasadas es falso. Siempre ha habido abuso sexual infantil. Lo que sucede es que los prejuicios y temores de tiempos pasados hacían que la gente lo callara y escondiera y hoy por hoy las personas se animan más a buscar ayuda.
Más información: Asociación Redime– Fundación Solidaridad Humana.