Atender a los hijos y limitar conductas autodestructivas, inculcar valores trascendentes, hacer presente a Dios en los hogares
Los crecientes casos de suicidios adolescentes elevaron la preocupación de la sociedad santiagueña, y luego de que cinco personas decidieron ponerle fin a sus vidas durante el fin de semana largo, el obispo auxiliar de Santiago del Estero, monseñor Ariel Torrado Mosconi hizo un fuerte pedido a las familias. Como en otras ocasiones, pidió a los padres dar más atención a los hijos y poner límites a conductas autodestructivas.
“Los padres, en el seno de la familia, han de poner límites a sus hijos aunque deban tolerar los ‘enojos’ de sus hijos adolescentes ante el frecuente reclamo de ‘¿por qué no me dejas?, si todos lo hacen’, lo cual es preferible a tener que llorar las consecuencias de tantos accidentes y muertes absurdas”, manifestó el prelado.
“A los hijos –agregó- se les muestra el cariño también diciéndoles que no a algunos de sus requerimientos. Que Dios esté presente en los hogares a través de la oración cotidiana en familia, la valoración de las realidades espirituales y la paz en el hogar. Se ha de procurar inculcar los valores trascendentes que dan sentido al sacrificio y al sufrimiento en aras de un ideal”.
Asimismo, monseñor Torrado Mosconi hizo un análisis de la situación particular por la que atraviesa la provincia de Santiago del Estero en relación a tantas muertes adolescentes.
“Los jóvenes y adolescentes constituyen lo más preciado de un pueblo y deben ser una de las principales preocupaciones de todos los que tenemos alguna responsabilidad en su formación. Por eso debe interpelar a toda la sociedad el lamentable crecimiento de casos de suicidios en jóvenes", dijo.
"Las adicciones, la soledad, el sufrimiento y la desesperación suelen llevar los jóvenes al sinsentido de la vida. Sólo una mirada trascendente es capaz de encontrar el sentido aún en medio de las graves dificultades de la vida”, reflexionó.
El obispo agregó: “Lamentablemente son muchos los jóvenes que crecen sin conciencia de la presencia de Dios y sin religión. Sin esperanza, sin una adecuada contención familiar, sin verdaderos amigos, sin formación en la fe, sin la posibilidad de estudiar ni de trabajar".
"Son muchos los que quedan al margen de la sociedad y muchas veces son tratados como sobrante -lamentó-. Quieren escapar a su situación a través de la alienación de las adicciones o de excesos nocivos de todo tipo y, lamentablemente, a veces llegando al extremo del suicidio”.
Sobre la causa de estas muertes provocadas, el obispo indicó a El Liberal "la crisis que atraviesa la familia hoy en día, muchos sufren profundas carencias afectivas, conflictos emocionales y crecen sin ninguna referencia a los valores. La crisis que lleva al suicidio muchas veces tiene una causa espiritual: el vacío existencial de la falta de experiencia del amor gratuito de Dios y de la familia”.
Artículo originalmente publicado por AICA