Solamente la vivencia de los valores tradicionales salvará a los menores de edad de migrar al norte
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Honduras está viviendo una de las horas más negras de su historia reciente en lo que se refiere a la crisis de las familias. Más de diez mil menores de edad, niñas, niños y adolescentes, han dejado su casa para tratar de encontrar algún familiar o asilo en Estados Unidos.
Una de las ciudades principales de Honduras, San Pedro Sula, presenta la mayor tasa de criminalidad de las ciudades del mundo, con 95 homicidios por cada cien mil habitantes, y el acecho de las maras a la sociedad y a la vida de los menores de edad, ha causado estragos en el comercio, la economía y la estabilidad en el país centroamericano.
La Iglesia Católica de Honduras ha alertado, en múltiples ocasiones, sobre el problema central de esta crisis: la fragmentación de la familia. Por ello lanzó el pasado fin de semana la campaña "La Familia, Fuente de Cultura".
El acto de lanzamiento de la campaña se realizó en el Parque Central de Tegucigalpa, la capital de Honduras, y fue encabezado por el arzobispo de Tegucigalpa, cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga y por el ministro de Educación, Marlon Escoto.
Con la presencia de gran cantidad de familias representando a las parroquias de la arquidiócesis de Tegucigalpa, se dio inicio formal a la campaña que pretende, justamente, dar los elementos de cohesión que la familia siga siendo “el lugar privilegiado para la formación de la persona, para la formación de la sociedad", según lo explicó el cardenal Rodríguez Maradiaga.
Más adelante, el propio arzobispo de Tegucigalpa dijo que la experiencia demuestra que “el conjunto de las civilizaciones, la cohesión de los pueblos, depende sobre todo de la calidad humana de la familia, especialmente la presencia de los progenitores con sus papeles respectivos de padre y de madre en la educación de los hijos".
Continuó el cardenal Rodríguez Maradiaga diciendo que "en una sociedad donde crece tristemente el número de los que no tienen familia, cada vez más la educación se hace difícil y al mismo tiempo nuestra transmisión de una cultura popular, enriquecida por el Evangelio".
El cardenal Rodríguez Maradiaga señaló que "las situaciones personales dolorosas merecen comprensión, caridad y solidaridad, pero en ningún caso se pueden presentar como un modelo de vida social, eso es un trágico fracaso de la familia".
En este mismo orden de ideas, el cardenal, que también preside el consejo de cardenales que ayuda en las decisiones de gobierno de la Iglesia católica al Papa Francisco, consideró que "las campañas de opinión y las políticas o modelos anti familiares son otros tantos intentos de destruir la familia hasta querer vaciarla de su contenido”.
El purpurado hondureño llamó a “formar una comunidad de vida, de amor, en la que los esposos, asociándose al Creador, constituyan la mejor aportación cultural de las familias cristianas, es lo mejor que se puede dar a la sociedad".
Finalmente el cardenal de Tegucigalpa expresó que "por eso, la madre Iglesia acompaña las queridas familias en esta tarea tan bella, conscientes de que ustedes son la primera escuela de vida, la primera escuela de valores (…) un niño, una niña, que crece en una familia, educados en valores, serán ciudadanos útiles para la sociedad, útiles para construir la mejor Honduras y una mejor iglesia".
E invitó a los hondureños "a que vivan el matrimonio y la familia con mucha intensidad, y que esta campaña como un esfuerzo grande para que se pueda ir repotenciando una cultura de la familia en Honduras, será una gran contribución para la paz".
En su oportunidad, el ministro Marlon Escoto, instó "al fortalecimiento de la familia (…) que busquen la consolidación de la base de la sociedad, de la educación de los niños, de la educación en valores" y recordó que "la actitud de los padres hacia sus hijos es importante".
En la parte medular de su discurso, Escoto anunció que durante este mes de agosto, la Secretaría de Educación del gobierno de Honduras lo está dedicando a la promoción de la no migración como parte también de la unificación de la familia.
