El Gobierno congeló los fondos a la Iglesia, lo que pone en riesgo estas escuelas dirigidas a los más necesitados
La Asociación de Promoción de la Educación Popular – APEP – fue creada en Venezuela por iniciativa de Monseñor Emilio Blaslov el 24 de abril de 1964, respondiendo al deseo de la iglesia de darle respuesta a las necesidades de formación técnica para jóvenes y adultos en los sectores más pobres del país.
Es una institución sin fines de lucro, perteneciente a la Iglesia Católica y adscrita a la Conferencia Episcopal Venezolana. Históricamente, parte de los recursos que la han sostenido, especialmente para el pago del personal docente, fueron subsidiados por el Estado Venezolano; sin embargo, en los últimos siete años, el áspero trato del gobierno socialista hacia la Iglesia, ha generado situaciones de inestabilidad que ponen en riesgo el proyecto, siendo una de sus aristas la deuda global que mantienen con los trabajadores.
De prolongarse la situación la consecuencia más inmediata es la paralización de la misma y no se podrán seguir llevando la educación popular, preferencialmente a los sectores más excluidos de la población venezolana, donde dictan talleres técnicos, cursos de manualidades y enseñan aquellos oficios necesarios para el país.
Es así como un grupo de trabajadores de la APEP, columna vertebral de esta institución, exigen al gobierno nacional liberar los recursos económicos a las instancias de la Iglesia católica para recibir los pagos pendientes desde hace más de cuatro años y que alcanzan a más de 375 millones de bolívares.
Para lograr el objetivo, a pesar de que es un problema de vieja data, decidieron organizar protestas y realizar gestiones antes los organismos del Estado y de la propia iglesia esperanzados en que sean atendidas sus peticiones.
Como parte de las protestas y gestiones que realizan en Caracas, desde el lunes 7 de julio, en el marco de la asamblea ordinaria de la Conferencia Episcopal, una representación de estos trabajadores se apostaron frente al organismo eclesial, buscando ser escuchados por el gobierno nacional, la iglesia y los medios de comunicación social.
Uno de los manifestantes es el profesor Freddy Rico quien vino a esta protesta desde el estado Portuguesa, en el centro del país, y junto a más de veinte formadores de diversas regiones, claman ser atendidos en sus justas exigencias.
“Sabemos del distanciamiento que ha habido entre el gobierno nacional y la iglesia, razón por la cual el Estado no ha querido soltar los recursos económicos, pero nosotros que estamos en medio de ellos, somos quienes estamos sufriendo esta situación en la cual hemos sido peloteados –cual pelota de ping pong- desde hace varios años”, dijo.
Indicó que a nivel nacional son más de 100 mil estudiantes que reciben talleres en 170 centros de formación y que están en peligro de paralizar sus actividades debido a que el subsidio que el Estado le entrega a la APEP no ha llegado.
“Desde diciembre pasado los trabajadores no han recibido un solo pago, a pesar de que para el 2014 fueron aprobados 45 millones de bolívares”, explicó el educador. Precisó que la deuda total ronda los 375 millones, afectando a más de 2300 trabajadores y 100 mil estudiantes en 120 centros de formación a nivel nacional”, dijo.
Por su parte, Eleini Vivas, quien es licenciada en educación y procede de Socopó, estado Barinas, también en la región de los llanos venezolanos, explicó que “actualmente un profesor de la APEP como ella, percibe 3642 bolívares (poco menos de 360 euros al cambio oficial) y un trabajador de la misma institución apenas llega a 2200 bolívares, lo cual no nos alcanza para nada”. Con una marcada preocupación en su rostro dijo que “muchas veces nuestros sueldos lo usamos para comprar los mismos materiales que usamos en los talleres que impartidos a los estudiantes”.
José Gerardo Alvarado con 23 años en la APEP de Cojedes, imparte los oficios de electricidad y reparación de electrodomésticos, pero corre el riesgo de perder sus años de servicios. Pide al gobierno nacional que acoja a sus colegas de la educación popular y “les garantice los beneficios de la jubilación, seguro social y un mejor sueldo”.
Cabe mencionar que estos trabajadores de la educación son acompañados en sus protestas y gestiones por el padre Luis Vargas de la Arquidiócesis de Barquisimeto, siendo además, director ad honoren de los centros talleres de la organización.
Dijo que apoya a los trabajadores porque “se debe buscar la forma de retribuir las actividades que realizan… ellos trabajan en los sectores más pobres de la sociedad”. Acotó que “el Estado y la iglesia deben buscar la solución para que estos trabajadores tengan a tiempo una retribución justa de sus actividades”.