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Venezuela: Religiosas del Buen Pastor se fusionan para un mejor trabajo en las periferias

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Ramón Antonio Pérez - publicado el 10/07/14
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Las religiosas de Nuestra Señora de la Caridad y del Buen Pastor trabajan con personas en situaciones de extrema necesidad y pobreza
El Vaticano por intermedio de la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, “habiendo estudiado cuidadosamente tanto la situación en que se encontraban las congregaciones Nuestra Señora de la Caridad (NSC) y Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor (NSCBP)”, y tras cumplir los debidos procesos, decidió fusionar ambas comunidades en una sola para mayor eficiencia en la ejecución de sus carismas y obras de apostolado.

La fusión de las religiosas también tuvo eco en Venezuela, donde Monseñor Nicolás Bermúdez, el obispo auxiliar emérito y miembro de la Comunidad de Jesús y María – padres eudistas -, leyó el decreto emitido por la Santa Sede, durante una eucaristía que presidió el 29 de junio, en la Iglesia “Santa María Eufrasia Pelletier” de la Obra el Buen Pastor, en Los Chorros-Caracas. Lo acompañó el padre José Antonio Sabino, provincial de los eudistas en Venezuela, los sacerdotes Martín Solano, Alejo Fernández y Teófilo Briceño, además de un grupo de seminaristas de la Casa La Misión San Gabriel.

Nuestra Señora de la Caridad y del Buen Pastor

La Orden de Nuestra Señora de Caridad, fue fundada en 1641, en Caen (Francia) por San Juan Eudes, siendo destinada a recibir prostitutas en albergues o refugios que luego se expandieron por todo el mundo; este sacerdote también fue creador de la Comunidad de Jesús y María. Las Hermanas de Nuestra Señora de Caridad del Buen Pastor, nacieron de una escisión de las primeras, en 1835, en Angers (Francia), cuando Santa María Eufrasia Pelletier, superiora en Angers, crea con la aprobación de Roma, un Generalato para reunir todos los conventos de la Orden de Nuestra Señora de Caridad”. También estaban motivadas por el mismo carisma de trabajo con mujeres necesitadas.

El Buen Pastor llegó a contar con más de 12.000 religiosas en todo al mundo y actualmente son unas 4.000, mientras Nuestra Señora de la Caridad solo cuenta con 300. La hermana María Janina Ponte –rbpa – facilitó información según la cual, la actual Provincial en Francia de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad, Marie-Françoise Le Brizaut, sentía temor de “ser absorbidas”, porque “éramos diez veces menos numerosas, pero teníamos algo que aportar las unas a las otras”.

Igualmente, la Hermana Magdalena Franciscus, Provincial del Buen Pastor de Francia, explica que para llegar a esta fusión se desarrolló un programa en tres años dedicados sucesivamente a la historia (2010), la espiritualidad (2011) y carisma (2012), con diez días de formación intercongregacional e internacional en Angers (Francia) “para enfocar todo en el servicio a las mujeres despreciadas, heridas, rechazadas”.

Las religiosas del Buen Pastor llegaron a Colombia en 1890, y el 27 de junio 1925 a Venezuela. Actualmente conforman la Provincia Colombo Venezolana que nació en mayo de 2011, pero están presentes en varios países de América Latina y el mundo entero. “Nuestra misión es impedir que las ovejas se pierdan”, dijo la Hermana Amanda Gómez, que trabaja en el “Centro Esperanza” de Caracas. “Queremos ayudar a las ovejas extraviadas, buscarlas, encontrarlas y sanarlas, para luego orientarlas e impedir que las buenas se pierdan o escapen”, añadió.

“En el Centro Esperanza comparten el carisma de la misericordia, haciendo presencia en la zona centro de la ciudad, donde se vive un ambiente de violencia, de inseguridad y desorden social”, explicó la Hermana Amanda. “Funcionamos como una casa de acogida que les abre sus puertas a todos aquellos hombres y mujeres necesitados de ayuda social y espiritual: alcohólicos, desempleados, mujeres con deseos de aprender costura, manualidades, cocina…”, acota la religiosa.

Igualmente en la urbanización Los Chorros de Caracas funciona otra obra social. Apoyan a los jóvenes con talleres y cursos para ingresar al mercado laboral de acuerdo a convenios con empresas privadas y con el Estado a través de institutos de capacitación. Otro tanto se hace en San Antonio de los Altos, estado Miranda, donde el trabajo “es muy intenso porque ayudan a mujeres en situación de cárcel, con hijos y necesidades muy concretas”. Además, trabajan en las ciudades de La Victoria, Mérida y San Cristóbal; y mantienen zonas pobres en condición de misión con laicos y asociados.

“Somos una comunidad para brindar amor y solidaridad a los más necesitados. También esperamos por jóvenes valientes que se quieran comprometerse de por vida al trabajo social y espiritual en nombre de Jesucristo”, dijo la Hermana Elvira con 53 años de vida consagrada. Desea que “la fusión también renueve las vocaciones religiosas”.

Esta fusión de comunidades es parte de los dinamismos que se dan dentro de la Iglesia para respuestas concretas a un mundo que necesita de Dios. Es el deseo de impulsar un trabajo social y espiritual en favor de los más necesitados, lo que ha facilitado el acercamiento de quienes tenían más de dos siglos caminando por vías paralelas.
 

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