Un albergue dirigido por una religiosa los recibirá en San Pedro Sula
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Se suele decir en Latinoamérica que “una vez ahogado el niño se tapa el pozo”. Tras el anuncio de la crisis humanitaria que están padeciendo cerca de 15 mil niños hondureños que han salido expulsados de su país y se encuentran ahora en Estados Unidos, el próximo miércoles viajará e ese país una comisión especial para conocer las condiciones de los menores, hacinados en bloques de cemento, rodeados de vallas con alambre de púas y listos para ser deportados a Honduras.
La delegación hondureña conocerá de cerca la situación y las atenciones que los pequeños están recibiendo en los albergues y centros de detención estadounidenses, y será encabezada por la primera dama de Honduras, Ana de Hernández. El objetivo principal de este viaje, dijo la esposa del presidente de Honduras Juan Orlando Hernández, “es, en primer lugar, solidarizarse con los niños para que vean que ahí está su país para solidarizarse, ver de primera mano cuál es la situación que están presentando y cuál es el tratamiento legal que están recibiendo y poder desde allí comenzar a ver las alternativas de solución a esos problemas”.
Según estadísticas en poder de presidencia de la República de Honduras, son alrededor de 14.800 niños los que han logrado cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.
Crisis sin precedentes
Acompañará a la primera dama la viceministra de Derechos Humanos, Justicia, Gobernación y Descentralización, Karla Cueva, quien aseguró a la prensa que otro objetivo del viaje es conocer cuáles son las causas de la migración de los adolescentes, cuáles son las razones que los obligan a los niños a irse del país. Como muchos de ellos han salido en busca de sus familiares, el gobierno de Honduras –dijo Cueva—va a luchar “por la reunificación de los niños con sus padres aunque se consideran respetuosas de las leyes” estadounidenses.
Los organismos hondureños de derechos humanos así como la propia Iglesia católica del país centroamericano han reconocido que la migración de los menores se debe, principalmente, a la extrema pobreza, a la violencia intrafamiliar, la violencia doméstica, por las maras y pandillas, y otro de los motivos –no solamente ése–es el deseo de reunirse con sus padres o familiares que ya radican en Estados Unidos, aunque muchos de ellos también de manera ilegal.
La primera dama hondureña fue muy clara en su postura el día de ayer al señalar que “la región centroamericana ha estado viviendo (una escalada de violencia) en los últimos años provocada en una gran medida por la narcoactividad que los afecta directamente (a Estados Unidos), generando condiciones de violencia nunca antes vista en la región, que trae como consecuencia esta migración de muchos niños“.
El gobierno de Honduras está tomando medidas urgentes para desactivar el flujo migratorio de menores de edad a Estados Unidos. Por lo pronto, a partir de mañana miércoles estarán habilitadas las líneas telefónicas gratuitas 1-800-4664-639 a nivel internacional y el 2216-0001 a nivel nacional para que los familiares aporten datos de niños migrantes y se pueda, así, comenzar una labora de repatriación con mayor seguridad para los infantes.
Mejor que aterricen en San Pedro Sula
Entre tanto, la titular de la dirección de la Niñez, Adolescencia y la Familia (Dinaf) del gobierno de Honduras, Lolis María Salas, argumentó que las crisis generan oportunidades y esa coyuntura “está permitiendo que todo el gobierno coloque, por primera vez en una agenda, como un tema prioritario la protección de la niñez y la adolescencia”.
Con la creación del Dinaf, dijo Salas, “se está tratando de articular el sistema nacional de protección de la niñez, la adolescencia y la familia que no sólo va a intervenir en esta crisis humanitaria, sino que puedan haber acciones de carácter permanente para el diseño de políticas públicas, programas y proyectos en coordinación con organizaciones de la sociedad civil y otros que deseen apoyar esa aspiración”.
El Centro de Atención al Migrante Retornado (CAMR) en San Pedro Sula, ha levantado ya la mano para recibir a los menores repatriados próximamente. Su coordinadora, sor Valdette Willeman, explicó por qué San Pedro Sula y no Tegucigalpa, es el lugar indicado para recibir a los pequeños. La madre Willeman explicó que el CAMR en Tegucigalpa no tiene las condiciones requeridas para atender un flujo masivo de personas, y porque las autoridades y la embajada de Estados Unidos consideran que en San Pedro Sula hay mejores condiciones de aterrizaje. Las secretarías de Defensa y Seguridad también se han incorporado a esa ofensiva humanitaria, y efectivos militares y policiales se encargarán de que todo el proceso se realice en orden y tranquilidad. Además, darán seguridad en los albergues.