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Los periodistas, “buenos samaritanos” de Papa Francisco

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José Antonio Medina Pellegrini - publicado el 30/05/14
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El Papa Francisco nos ha sorprendido proponiéndonos al “buen samaritano” como modelo para los periodistas. ¿Es una idea nueva en él o ya la había trabajado anteriormente? Esta imagen había sido presentada por el cardenal Bergoglio en la conferencia: “El periodismo frente a sus propios límites en tiempos difíciles. Comunicador, ¿quién es tu prójimo?”, que luego se publicó en un libro del cual soy coautor.

Claro, en honor a la verdad, dicho así nomás, suena muy fuerte. Ciertamente que para ese libro coral no es que nos hayamos sentado a pensarlo y escribirlo juntos, el Sr. Cardenal, los demás escritores y yo, para nada. Pero, a la vez, no deja de ser verdadero lo que afirmo, ¿cómo es la historia?

En febrero de 2005, Ediciones Paulinas de Buenos Aires publicó el libro “Comunicador: ¿Quién es tu prójimo?”, libro que refleja lo acontecido en el Tercer Congreso de Comunicadores Católicos y que cuenta como coautores del mismo al entonces cardenal Bergoglio, al cardenal y periodista John Patrick Foley (ya fallecido) quien, desde 1984 a 2007, fue presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales de la Santa Sede; a Mons. José María Arancedo, en ese entonces Presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación Social del Episcopado Argentino; además de notables hombres y mujeres de la comunicación social en la Argentina, Oscar Gómez Castañón, Alfredo Leuco, entre otros… y entre toda esa larga lista de gente de la Iglesia y de la Comunicación Social, me encontraba también yo.

"Comunicador: ¿Quién es tu prójimo?", fue el lema del tercer Congreso de Comunicadores Católicos de Argentina, que se realizó en Buenos Aires en el año 2002, organizado por la Comisión Episcopal de Comunicación Social del Episcopado Argentino, celebrado en la sede de la Pontificia Universidad Católica Argentina. El primer congreso se  había sido realizado en Mar del Plata (1995) y el segundo en Rosario (1999).

La finalidad de estos congresos estaba puesta en el deseo de apoyar con distintos elementos intelectuales y espirituales a los comunicadores de la Iglesia de todo el país, porque son ellos los llamados a ser testigos y protagonistas de esta realidad comunicacional al servicio del evangelio. Esto nos habla de la importancia de la vida espiritual de cada comunicador, de cada uno de nosotros, porque como nos decía, en ese entonces, san Juan Pablo II: "hoy la santidad de todos los miembros de la Iglesia es una urgencia pastoral".

Así los que tuvimos la gracia de organizarlo y llevarlo a cabo pusimos todo nuestro empeño por la formación espiritual, cultural y ética de todo profesional y agente de pastoral dedicado al mundo complejo y siempre apasionante de la comunicación social. Aspirábamos a que el uso de los medios de comunicación social fuese una expresión común en la vida pastoral de la Iglesia para ejercer con mayor fecundidad el mandato misionero y de servicio a la comunidad que nos reclama el Evangelio.

En el año 2002, yo era el Delegado de Prensa de mi Obispo, Mons. Rubén Oscar Frassia, de la Diócesis de Avellaneda-Lanús, y además era el Delegado de la Región Sur de Buenos Aires en la Comisión Episcopal de Comunicación Social del Episcopado Argentino. Desde ese lugar participé en la organización y puesta en marcha del Congreso.

Me tocó elaborar un pequeño folleto explicativo sobre el lema y contenido del congreso que entregamos juntos con el material previo y de inscripción al mismo y que sirvió a todos los que luego participaron para venir imbuidos de lo que quisimos expresar en el lema del congreso, como acicate a vivir nuestro servicio en la comunicación institucional de la Iglesia en Argentina, y así nació ese escrito que titulé: “Apuntes sobre el buen samaritano”.

Cuando fuimos armando el esquema del congreso y pensando los posibles nombres de los disertantes, se le pidió al cardenal Bergoglio la conferencia de apertura del congreso, con la sugerencia que nos instruyera en cómo poder vivir la comunicación institucional como un “acto de misericordia” para con todos los receptores de nuestra misión evangelizadora. Por supuesto que su respuesta fue positiva y nos regaló una exposición brillante, y que aún ahora, sigue teniendo una actualidad apremiante y aleccionadora.

¿Leyó el cardenal Bergoglio ese texto mío previo, o utilizó alguna de sus ideas para luego elaborar su conferencia? Cuando escribí mi libro “Francisco, el Papa de todos” (Editorial Bonum, Buenos Aires, 2013) incluí un capítulo titulado “El día en que fuimos coautores de un libro de comunicación social”, y allí transcribí mi texto y luego el del Cardenal, el que lea ambos escritos podrá sacar sus propias conclusiones.

Hoy, después de 12 años, recordando ese libro que contiene las distintas disertaciones del congreso, la presentación de los cursos y talleres del mismo, como así también las conclusiones y desafíos a los cuales nos comprometimos; todos los que escribimos en él podemos decir con orgullo: soy coautor de un libro de Comunicación Social del cual también es autor el cardenal Bergoglio, hoy papa Francisco.

Les comparto los párrafos de dicha conferencia en los que explica la Parábola del Buen Samaritano y verán la sintonía que hay entre aquel escrito del cardenal Bergoglio pronunciado el 10 de octubre de 2002 y el Mensaje de Francisco para la XLVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2014:
 
«Al encarar la reflexión del tema que me fue propuesto no puedo, como cristiano, dejar de referirme inicialmente al Evangelio. No sólo porque la pregunta ¿quién es tu prójimo? está inspirada en la parábola del buen Samaritano, sino – y fundamentalmente – porque el Evangelio del Señor es precisamente comunicar una buena noticia. (…)

La parábola del buen Samaritano

Teniendo en cuenta esto entramos de lleno en nuestro tema con la pregunta: "¿Comunicador ¿quién es tu prójimo?" que nos sitúa en el ámbito de la parábola del buen samaritano. La pregunta que nos hacemos es la que aquel escriba (comunicador) le hizo a Jesús: "¿y quién es mi prójimo?". Como diciendo: el mandamiento de amar es claro para todos, el problema se da en lo concreto: ¿quién es el que tengo que amar? Cómo se da la projimidad en el uso de los MCS? ¿Cada prójimo individualmente, la totalidad de los hombres, los grupos…? ¿Puede darse simultáneamente un mensaje evangélico que no sólo sea altamente personalizado sino también "global"? ¿Cómo se ama a través de los MCS?

La imagen del hombre apaleado al costado del camino

Aunque la imagen del hombre apaleado por los ladrones que quedó tirado al costado del camino, es una imagen que apunta al proceder evangélico –ético y moral- es licito trasponer lo que se dice del bien, al terreno de la verdad y de la belleza. Más aún: bien, verdad y belleza son inseparables cuando nos comunicamos: inseparables por presencia o también por ausencia, y –en este último caso- el bien no será bien, la verdad no será verdad ni la belleza será belleza. Actualmente hay una "mayoría invisible" de excluidos, que están al costado del camino, apaleados y robados, ante los cuales pasan los medios de comunicación. Los muestran, les dan mensajes, los hacen hablar… Entra en juego aquí la projimidad, el modo de aproximarse. El modo de hacerlo determinará el respeto por la dignidad humana.

Aproximarse bien, aproximarse mal desde el punto de vista estético.

Así como a nivel ético, aproximarse bien es aproximarse para ayudar y no para lastimar, y a nivel de la verdad, aproximarse bien implica transmitir información veraz, a nivel estético, aproximarse bien es comunicar la integridad de una realidad, de manera armónica y con claridad. Aproximarse mal en cambio es aproximarse con una estética desintegradora, que escamotea algunos aspectos del problema o que los manipula creando desarmonía y que oscurece la realidad, la afea y la denigra.

Aproximarse mal: con una estética desintegradora

Cuando las imágenes y las informaciones tienen como único objetivo inducir al consumo o manipular a la gente para aprovecharse de ella, estamos ante un asalto, ante una golpiza. Es la sensación que se tiene muchas veces ante el bombardeo de imágenes seductoras y de imágenes desesperanzadoras. Sentirse bombardeado, invadido, conmocionado, impotente para hacer algo positivo… son sentimientos equivalentes a los que se tiene en un asalto, en un acto de violencia, en un secuestro.

El otro buen Samaritano

San Maximiliano María Kolbe, mártir de la caridad, prisionero 16670 de Auschwitz, propuesto por Juan Pablo II, por el uso que hizo de los MCS, como patrono de los periodistas en todas las ramas de las comunicaciones sociales, supo aproximarse a los heridos del campo de concentración. Y allí donde también estaban los carceleros y verdugos despojando y golpeando, él se hizo prójimo como el mismo Jesús, ofreciendo su vida en servicio por amor, en lugar de Francisco Gajowniczek condenado a muerte… Él, como modelo de todos los comunicadores, nos hace ver que la manera más competente de comunicar el Evangelio de Jesucristo es la belleza del testimonio del compromiso con la verdad y la donación de la vida por amor.

Señor, que nos hagamos prójimos como el Buen Samaritano del Evangelio, que no es otro que vos mismo transfigurado por la belleza del Amor hermoso de Dios por nosotros; que se nos conmuevan las entrañas y se nos enternezca el corazón frente al hermano; que descubramos la belleza del Amor hermoso con el que somos salvados, para que comuniquemos con gozo la belleza del compromiso de amar al prójimo según el ejemplo de Maximiliano Kolbe.»

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