50 años después del viaje de Pablo VI a Tierra Santa, ¿qué ha cambiado en las relaciones entre el Vaticano y el Estado de Israel? ¿Cuáles son los nuevos desafíos?
Lo primero que ha cambiado es el reconocimiento oficial del Estado de Israel por parte del Vaticano, que es extremadamente importante; eso cambia completamente la situación de las relaciones entre el judaísmo y el cristianismo.
Por otra parte, desde hace 50 años, se ha llevado a cabo un refuerzo incuestionable de todas las enseñanzas y desafíos deNostra Aetate. Y todo eso se ha hecho sin olvidar sin embargo el pasado, ahí está la fuerza del documento.
50 años no es mucho, pero aun así dan la posibilidad de ver en los hechos los cambios, y el fin de la enseñanza del desprecio y su transformación real en la enseñanza del espíritu.
Nosotros tenemos cada vez más una perspectiva histórica que establece la calidad de esta relación, por tanto todo eso ha cambiado mucho.
Entre los diversos temas, hay uno que es particularmente delicado: la problemática de algunos círculos judíos en Israel con una relación de mucho odio al cristianismo.
Es un fenómeno inédito, que no existía hace 50 años, que no existía ni siquiera hace 5 años. El judaísmo debe enfrentarse a este nuevo reto, para el que nosotros, la comunidad judía, no estábamos preparados.
Precisamente hace dos semanas estalló el caso de las famosas pintadas anticristianas. El obispo de Nazaret ha sido amenazado de muerte en una elocuente carta: “todos los cristianos, excepto los protestantes y los evangélicos, deben salir de Israel”. ¿Cómo explicar este sentimiento anticristiano que usted ha mencionado y más concretamente cómo explica usted que se haya vuelto más contra los católicos que contra los protestantes, por ejemplo?
Hay una razón, que no es en ningún caso una justificación, para mí. Esta gente -que yo calificaría de locos furiosos- que son los autores de este tipo de cartas y pintadas, dice que los evangélicos de los Estados Unidos son los que apoyan incondicionalmente el Estado de Israel, y en cambio el catolicismo tiene una voz más crítica respecto a la política de Israel.
A ello se añaden otro tipo de problemas, entre ellos la atención de los católicos a los cristianos de Oriente, que hace que exista una especie de amalgama por parte de los judíos entre el judaísmo y el Estado de Israel, y que favorece la animosidad hacia los que son percibidos como los enemigos de la política de Estado, una animosidad que se hace religiosa.
El problema de fondo es que el judaísmo debe reconocer por primera vez en su historia que hay extremistas en el interior de su propia tradición.
Nuestra tradición religiosa es capaz de una gran belleza, pero también es capaz de generar violencia y abominaciones, del rechazo y el odio.
Una vez más, esto es una novedad y el judaísmo no estaba preparado para una lectura violenta de su relación con los demás.
Sin embargo, hoy descubrimos que no estamos totalmente inmunizados contra este tipo de derivas bárbaras y totalmente retrógradas en el seno de la tradición judía.
Uno de los retos de la venida del Papa a Tierra Santa será justamente abordar esta dificultad y decir que igual que la tradición cristiana ha debido enfrentar en su enseñanza el desprecio, hoy es el judaísmo el que lleva en sí una parte de estos defectos, y es el momento de hacer limpieza en sus propias filas.
El hecho de que el Papa haya decidido abrir los accesos a los archivos del Vaticano para que la Iglesia pueda reconocer una posible parte de responsabilidad por el periodo de la Segunda Guerra Mundial, ¿no es un factor adicional de apaciguamiento para la comunidad judía?
De hecho, hay enormes factores de apaciguamiento. Todos los últimos papas han sido muy favorables al judaísmo, con verdaderas amistades, por lo que el judaísmo tiene todas las razones para reconocer que hay una amistad judeo-cristiana real.
Sin embargo, esta amistad no puede pasar por alto ciertas problemáticas políticas que deberían permitir al Vaticano emitir críticas a la política de Israel cuando es legítima, como lo hace con otros Estados, en todo tipo de circunstancias, y eso no debería tener impacto en las relaciones de los judíos con el cristianismo.
El problema está ahí, toda una parte de la franja religiosa de Israel hace una amalgama entre el Estado y la religión.
Hay una especie de idolatría del Estado de Israel por parte de algunos pensadores del judaísmo que se encuentran más bien en la franja ultra-ortodoxa nacionalista, que idolatran el Estado y de esa manera toda forma de crítica a ellos se convierte como en un ataque a la misma santidad, lo cual da lugar a reacciones totalmente insensatas.
Si la tradición dispone de todas las garantías para sentirse apaciguada por la sinceridad del cristianismo respecto al judaísmo, nosotros todavía tenemos que afrontar esta nueva cuestión.
Nos queda, por tanto, comprender por qué generamos hoy extremismo, cuando eso no sucedía en el pasado.
¿Cómo percibe el pueblo de Israel la venida del Papa Francisco en general, y qué espera de ella?
Por ahora es verdad que muchos no esperaban la visita del Papa Francisco, en primer lugar por problemas logísticos que planteaba en relación a la visita al muro de las lamentaciones.
Las autoridades religiosas que administran el muro no desean que la venida del Papa venga a perturbar lo cotidiano de la oración.
Pero toda venida de un jefe de Estado perturba necesariamente lo cotidiano, y se siente en este contexto un rechazo que va más allá de un miedo a molestias.
En cambio, también hay toda una parte de la población que siente mucha curiosidad por esta venida. Sienten curiosidad por este Papa, diferente en su forma, en su manera de ser.
Por otra parte, es la primera vez que hay un Papa que tiene un amigo rabino: el rabino Skorka, que le acompañará en su visita.
Lo que es muy interesante es que el rabino Skorka no es ni ortodoxo ni israelí. Eso significa muchas cosas, entre ellas que es posible acceder al judaísmo por un camino distinto al de la ortodoxia y al de Israel.
Hay en consecuencia una verdadera curiosidad por parte del mundo judío y de una parte del pueblo israelí frente a esta amistad con el rabino Skorka.
Y el hecho de que le acompañe a Tierra Santa demuestra que el Papa no está sencillamente en una espera pasiva a entrar en relación con el judaísmo a través del Estado de Israel: él tiene una relación con el judaísmo establecida desde hace mucho tiempo, lo cual es inédito.
El Papa despierta interés por su capacidad de entender el judaísmo por sus propios medios, sus propias amistades y por su propia historia.
Hoy celebramos a...