Karol Wojtyla aprendió desde niño a abrazar el dolor. A los 9 años murió su madre al dar a luz a una niña que murió antes de nacer. Años más tarde fallecieron su hermano y su padre.
Descubrió en un primer momento su vocación como literato y dramaturgo, pero pronto entendió que Dios lo llamaba al sacerdocio.
Poco antes de decidir su ingreso al seminario trabajó arduamente como obrero en una cantera.
Él mismo decía que esta experiencia le ayudó a conocer de cerca el cansancio físico, así como la sencillez, sensatez y fervor de los trabajadores.
"Constructor" de la Iglesia
Con 38 años se convirtió en el obispo más joven de Polonia. En el Concilio Vaticano II participó activamente en la elaboración de las constituciones sobre la Iglesia Lumen Gentium y Gaudium et Spes en las que dejó su huella inconfundible.
Promovió el apostolado juvenil, construyó templos a pesar de la fuerte oposición del régimen comunista, y se volcó a la promoción humana y religiosa de los obreros.
Y con 58 años fue elegido sucesor de Pedro, rompiendo con la tradición de más de 400 años de papas italianos.
En su primera audiencia reconoció que no le preocupaba ni la prensa, ni los idiomas, ni los grandes problemas internacionales:
Ese fue su “único problema” durante 27 años de pontificado, aunque cambió la historia del mundo al propiciar la caída del muro de Berlín, y le intentaron matar varias veces por ello.
Papado de Guiness
Podría aparecer en el Guinness: casi un centenar de viajes fuera de Italia con un recorrido equivalente a treinta veces la vuelta a la tierra.
Nadie como él ha realizado en la historia de la Iglesia tantas canonizaciones.
Y su magisterio también marca records: trece encíclicas; más de ochenta exhortaciones y cartas apostólicas, miles de mensajes.
Un magisterio con cuatro grandes pilares: sus conceptos de dignidad humana, verdad, solidaridad, y nueva evangelización, que podemos vincular a cuatro grandes encíclicas: Redemtor hominis, Veritatis splendor, Centesimus annus, y Redemtoris missio.
Y se convirtió en el hombre que más personas ha congregado de la historia con sus jornadas mundiales de la juventud.
Decía de él el escritor chileno Joaquín Alliende: “Todos los papas son providenciales, pero no todos son tan excepcionales”.
Aquí algunos de los efectos personales de Juan Pablo: