Cuando el valor de la vida humana se intenta relativizar o directamente se desprecia, necesitamos el poder del amor de Dios que nos enseña cuánto vale cada persona.
Rézale a María, madre de Jesús, la Vida, para que cada uno sea cuidado y protegido como un tesoro de incalculable valor.
Pídelo con esta oración del papa san Juan Pablo II incluida en su encíclica sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana:
Oh, María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes,
a ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar
con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida.
Amén.
El autor de esta oración, Juan Pablo II, es un santo que ha pasado a la historia como el Papa Magno. Defendió eficazmente la vida y la libertad humana, la familia, el ecumenismo, el respeto a la trascendencia. Conoce su vida y su herencia: