¿Podrán encontrarlo en la filosofía Zen? ¿Hasta donde lleva la filosofía oriental?La cultura que se inicia en los años 60 lleva a algunos nuevos y jóvenes emprendedores a una actitud snob y bohemia dentro del capitalismo que, como manifestación de espíritu revolucionario, les lleva a la búsqueda de la filosofía oriental, de la meditación trascendente y del budismo Zen como forma de responder a la inquietud y, en cierto modo angustia, que genera la propia necesidad de competencia. Grandes empresarios como el recientemente fallecido Steve Jobs, fundador de Apple, buscaron en el Zen la respuesta a su ajetreada vida que les lleva a la constante tensión y a estar en la cresta de la ola de la innovación.
En reciente artículo de The Economist se expone que la “atención plena” del Zen practicada por altos ejecutivos, no solo del Silicon Valley, ha llegado a ser la respuesta para alcanzar el necesario equilibrio interno personal, una herramienta para poder enfrentarse con nuevos bríos a las exigencias de la excelencia empresarial y, en otros casos, una fuente de ingresos para instituciones dedicadas al entrenamiento (coaching) de directivos.
Pero, ¿a dónde lleva la meditación trascendental? Los más metódicos y exigentes, profundizando en su interior, llegan hasta conocerse a si mismos, hasta su propia conciencia, hasta el núcleo de la individualidad de la persona, que en cristiano se llama alma; ese alma reflejo de Dios, que la hizo a su imagen y semejanza.
Conociendo la propia alma se descubre a su genuino padre-Dios. A este excelente hallazgo llegarían los más coherentes: entender su propia esencia al conocer su origen de filiación divina: hijos del Padre. Encontrar al Dios creador de la naturaleza entera y de la conciencia individual. Descubrir la propia esencia ya es un resultado magnífico, pero ¿cómo entender y enfocar la propia existencia?, ¿cómo responder a las dudas y problemas que la existencia nos plantea? Solamente Jesucristo da las respuestas adecuadas y necesarias para vivir sin angustia ni desesperación; solamente teniendo noticia de la redención de Jesucristo se puede tener la esperanza de embellecer la propia vida y la del universo entero. Los grandes empresarios que correctamente buscan la verdad, con la “atención plena” del Zen no llegarán hasta el final del camino porque tendrán una respuesta parcial, una “atención parcial”, quedarán insatisfechos hasta que alguien les descubra a Jesucristo, al Dios Redentor.
Javier Ordovás
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