La naturaleza misionera de la Iglesia, a debate en el IV Congreso Americano Misionero“No es fácil hablar de misión. Muchos nos han robado este término de acción teológica, grandes empresas y corporaciones han reducido misión sólo a un portafolio que presentar. La misión va más allá. La misión es la dinámica de amor que inicia en Dios. No la inventamos nosotros. Hay una Iglesia porque hay una misión. No al contrario”.
Estas consideraciones fueron hechas por el Padre Raúl Biord, sacerdote salesiano, Vicario Provincial de los Salesianos en Venezuela durante el IV Congreso Americano Misionero.
El Padre Biord hizo referencia a las palabras pronunciadas en una oportunidad por el Santo Padre Juan Pablo II en las que aseguraba que dentro de la Iglesia Católica hay, a veces, un hastío y cansancio para hablar de la misión, a lo que agregó que “somos siervos y no dueños de la misión”.
“La Iglesia no tiene una misión, es la misión la que tiene una Iglesia. La misión es primariamente misionera, es un atributo de Dios que es misionero”.
“Dios se revela a través de la misión, por lo que hay que anunciar vida y resurrección, no ser cristiano de museos o cuaresma. Hay que vivir como cristianos en Pascua permanente”, a lo que los asistentes aplaudieron enérgicamente.
Dijo que la Palabra primordial del cristiano es “Id” no quedarse encerrados en el cenáculo pascual.
“No nos dejemos robar la alegría misionera”, pidió.
El Padre Raúl Biord, exsecretario de la Comisión Teológico-Pastoral durante el Concilio Plenario de Venezuela y miembro de las conciliares redactoras de cuatro documentos conciliares se refirió a tres palabras claves, no sólo para su ponencia sino para todo el Congreso Americano Misionero: Encarnación, resurrección, pentecostés.
“Se nos pide entrar en la cultura. Punto nodal en el cristianismo. El absoluto se hace concreto”. Todo él es Palabra de Dios. El verbo entra en una cultura por la encarnación, nos pide asumir lo humano para poder redimirlo. Todo lo humano es positivo, es susceptible de ser llevado hacia Dios. Es necesario tender puentes hacia el mundo”, explicó.
Pasó luego a hablar sobre la resurrección de Jesús, como triunfo de la vida sobre la muerte. “La Pascua nos lleva del sufrimiento a la salvación, en la resurrección se revela la fidelidad de Dios. Su amor sin límites. La resurrección de Jesús es la esperanza para todos los arrinconados de la historia. El misterio de la Pascua es salvador por excelencia”, detalló, ante la mirada atenta de los misioneros.
Recordó que el anuncio debe ser asumido con seriedad. Todo lo relacionado con la pobreza, muerte, inseguridad, todo lo que afecta la vida de las personas debe ser tomado en cuenta al momento de anunciar la Buena Nueva. Dijo que no trata de un mensaje celestial, sino llevarlo a la realidad de las personas.
“Pentecostés, aquí el mandato es visible. “Vayan por todo el mundo y lleven la Buena Nueva de Salvación. Dios concede un espíritu de fortaleza, no de miedo. Significa pasar de la pluriculturalidad a la interculturalidad. Ya que ésta última implica convivencia, cooperación, intercambio”.
“La misión no es proselitismo, es encuentro, diálogo y amistad”. El Dios de los cristianos no es sólo el Dios de Israel sino de todos los hombres”, subrayó.
“La pastoral misionera nos lleva a preguntarnos todos los días hacia dónde nos lleva Dios. A ejemplo de los discípulos tras la muerte de Jesús. Su prioridad era anunciar a Cristo, aun sin sacerdotes y obispos”, recordó.
“Discípulo-misionero representa dos caras de la misma moneda”.
Desde Maracaibo: Karen Grisel Mendoza. Artículo publicado originalmente por Reporte Católico Laico