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Carta del Papa Francisco a un no creyente: el valor de la propia conciencia

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News.va - publicado el 11/09/13
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Responde a las dudas del fundador del diario italiano “La Repubblica” sobre la verdad y la fe

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"Con fraternal cercanía. Francisco": así de sencillamente firmó el Papa Francisco una carta enviada al fundador del diario italiano "La Repubblica", Eugenio Scalfari, que había solicitado una respuesta a dudas sobre la fe y la laicidad planteadas como una persona que es “no creyente y no busca a Dios", aunque “estoy desde hace muchos años interesado y fascinado por la predicación de Jesús de Nazaret, hijo de María y José, hebreo de la estirpe de David" (La Repubblica, 7 de julio y 7 de agosto). Y el propio Scalfari recuerda, desde las columnas de su periódico, los términos de las preguntas planteadas al pontífice porque esto hace aún “más escandalosamente fascinante" la carta del Papa Francisco, de quien no esperaba que respondiera "tan extensamente y con espíritu tan afectuosamente fraterno". Quizás porque, subraya el periodista, "¿la oveja perdida merece mayor atención y cuidado?" (La Repubblica, 11 septiembre).

"Ha llegado el tiempo, y el Vaticano ha inaugurado una nueva etapa, de un diálogo abierto y sin preconceptos que vuelva a abrir un serio y fecundo encuentro". Es el espíritu con el que el Papa Francisco ha respondido al no creyente Scalfari, subrayando dos circunstancias que hacen hoy más necesario que nunca este dialogo: la paradoja por la que, durante los siglos de la modernidad, "la fe cristiana, cuya novedad e incidencia sobre la vida del hombre, desde el principio fueron expresadas a través del símbolo de la luz" ha llegado a ser marcada a menudo como “la oscuridad de la superstición que se opone a la luz de la razón" llegando a la incomunicabilidad entre la Iglesia y la cultura de inspiración cristiana por una parte, y la cultura moderna de impronta ilustrada por otra. La segunda circunstancia, para el Papa, deriva del hecho de que para quien cree en Jesús “este dialogo no es un accesorio secundario de la existencia del creyente; es en cambio su expresión íntima e indispensable".

Sigue con las respuestas que, en espera de los primeros comentarios más articulados, han recibido gran atención de los medios de comunicación. Me pregunta si el Dios de los cristianos perdona a quien no cree y no busca la fe"; la cuestión para quien no cree en Dios está en obedecer a la propia conciencia. El pecado, también para quien no tiene fe, se da cuando se va contra la propia conciencia”. Añade: "Escuchar y obedecer” a la conciencia significa "decidirse frente a lo que viene percibido como bien o como mal. y sobre esta decisión se juega la bondad o la maldad de nuestra actuación”.

Otro tema clave propuesto por Scalfari era el de si es pecado creer que no exista algún absoluto, y por tanto tampoco una verdad absoluta, sino solo una serie de verdades relativas y subjetivas, pregunta a la que Francisco responde: "Para empezar, yo no hablaría, ni siquiera para quien cree, de verdad 'absoluta', en el sentido de que absoluto es lo que está desligado, lo que está privado de toda relación. Entonces, la verdad, según la fe cristiana, es el amor de Dios por nosotros en Jesucristo. Por tanto, la verdad es una relación, Tanto es verdad que también cada uno de nosotros la capta, la verdad, y la expresa a partir de sí mismo: por su historia y cultura, por la situación en que vive, etc. Esto no significa que la verdad sea variable y subjetiva, al contrario. Significa que ésta se nos da siempre y sólo como un camino y una vida”.
 
¿Acaso no ha dicho Jesús mismo – añade el Papa Francisco – “yo soy el camino, la verdad y la vida”? En otras palabras, explica el pontífice, “la verdad siendo en definitiva una sola cosa con el amor, requiere humildad y apertura para ser buscada, acogida y expresada. Por tanto, es necesario entenderse bien sobre los términos y, quizás, para salir de las estrecheces de una contraposición… absoluta, volver a plantear en profundidad la cuestión. Creo que esto es hoy absolutamente necesario para poner sobre la mesa ese dialogo sereno y constructivo que auguraba al inicio de esta explicación”.

A la última pregunta, si con la desaparición del hombre en la tierra desaparecerá también “el pensamiento capaz de pensar a Dios", Francisco responde que Dios “no es una idea, aunque sea altísima, fruto del pensamiento del hombre". "Dios no depende por tanto de nuestro pensamiento. Por lo demás, incluso cuando acabara la vida del hombre en la tierra", "el hombre no terminará de existir y, en un modo que no sabemos, tampoco el universo creado por él”.

El Papa reafirma la importancia de la historicidad de los evangelios y de la divinidad de Jesús que se manifiesta paradójicamente en el Calvario, donde Jesús manifiesta que “Dios es amor y quiere, con todo su ser, que el hombre se descubra y viva como hijo amadísimo. Así, la Resurrección no es "triunfo sobre el que le ha rechazado" sino la confirmación de que “el amor de Dios es más fuerte que la muerte, el perdón de Dios más fuerte que todo pecado".

El eje de la fe cristiana, explica el Papa Francisco, es la encarnación del Hijo de Dios y la fe nace del encuentro personal con Cristo. Al mismo tiempo, Papa Francisco explica a Scalfari que "sin la Iglesia, créame, nunca podría encontrar a Jesús, aún con la conciencia de que ese inmenso don que es la fe está guardado en los frágiles vasos de arcilla de nuestra humanidad". Y es precisamente a partir de "esta personal experiencia de fe vivida en la Iglesia, por la que me encuentro a gusto escuchando sus preguntas y buscando, junto a usted, las vías por las que podemos, quizás, empezar a hacer un trecho de camino juntos”.
 
Y, a juzgar por los numerosísimos comentarios y tuits que circulan en la red en estas horas, son muchos, laicos e incluso ateos, los que han apreciado la disponibilidad del Papa Francisco al dialogo y a querer hacer un trecho del camino con él.
 

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