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Papa: El camino para encontrarnos con Jesús son sus llagas

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La incredulidad de santo Tomás, Caravaggio, 1600-1601.

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Radio Vaticano - publicado el 03/07/13 - actualizado el 14/04/23
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En la homilía, Francisco explica cómo el apóstol santo Tomás logró llegar a Dios

Para encontrarse con el Dios vivo es necesario ver las llagas de Jesús en los hermanos hambrientos, pobres, enfermos, encarcelados, afirmó el Papa en la Misa en la Casa Santa Marta comentando el Evangelio propuesto en la liturgia de la fiesta del apóstol santo Tomás.  

Jesús, después de la Resurrección, se le aparece a los apóstoles, pero Tomás no está: “Ha querido que esperase una semana –explicó el papa Francisco- El Señor sabe por qué hace las cosas. Y a cada uno de nosotros le da el tiempo que sea mejor para nosotros. A Tomás le concedió una semana”.

Jesús se revela con sus llagas: “Todo su cuerpo estaba limpio, bellísimo, lleno de luz –destaca el Pontífice- pero las llagas estaban y todavía están” y cuando el Señor venga, en el fin del mundo, “nos hará ver sus llagas”.

¡Es Dios!

Tomás, para creer, quería meter sus dedos en esas llagas.

“Era un testarudo. Pero el Señor quiso a un cabezón para hacernos entender una cosa más importante. Tomás ha visto al Señor, fue invitado a meter su dedo en la llaga de los clavos; meter su mano en el costado y no ha dicho: ‘¡Es verdad: el Señor ha resucitado!’. ¡No! Ha ido más allá. Ha dicho: ‘¡Dios!’ Es el primero de los discípulos que hace confesión de la divinidad de Cristo después de la resurrección. Y lo ha adorado”. 

“Y así –prosigue el Papa- se entiende cuál era la intención del Señor al hacerle esperar: usar su incredulidad para llevarla no a la afirmación de la resurrección, sino a la afirmación de su divinidad”.

El camino a Dios: las llagas 

El “camino del encuentro con Jesús -Dios- son sus llagas –destacó-. No hay otro”. 

“En la historia de la Iglesia ha habido algunos errores en el camino hacia Dios. Algunos han creído que el Dios viviente, el Dios de los cristianos, podemos encontrarlo en el camino de la meditación, y subir en este camino. Esto es peligroso ¡eh! ¡Cuántos se pierden en ese camino y no llegan. Llegan, quizás, al conocimiento de Dios, pero no de Jesucristo, Hijo de Dios, segunda Persona de la Trinidad. A Él no llegan. Es el camino de los gnósticos, ¿no? Son buenos, trabajan, pero no es el camino justo. Es muy complicado y no te lleva a buen puerto”. 

“Otros –continuó el Papa- han pensado que para llevar a Dios debemos ser nosotros mortificados, austeros y han elegido el camino de la penitencia: sólo la penitencia, el ayuno".

"Estos tampoco llegan al Dios vivo, a Jesucristo Dios vivo. Son los pelagianos, que creen que con su esfuerzo pueden llegar”, añadió. Pero Jesús nos dice que el camino para encontrarlo es el de encontrarnos con sus llagas.

Las llagas las encuentras en la misericordia

“Y las llagas de Jesús las encuentras haciendo obras de misericordia, dando el cuerpo –al cuerpo- y también el alma, pero al cuerpo –destacó- de tu hermano llagado, porque tiene hambre, tiene sed, porque está desnudo, porque está humillado, porque es esclavo, porque está en cárcel, porque está en el hospital. Estas son las llagas de Jesús hoy”.

Y prosiguió:

“Y Jesús nos pide que hagamos un acto de fe, a Él, a través de estas llagas. ‘¡Ah!, ¡genial! Hagamos una fundación para ayudar a todos los que hacen cosas buenas para ayudarles’: esto es importante, pero si nos quedamos en este nivel, seremos solo filántropos. Debemos tocar las llagas de Jesús, acariciarlas, debemos curar las llagas de Jesús con cariño, debemos besar las llagas de Jesús, literalmente. Pensemos en lo que le sucedió a san Francisco al abrazar al leproso. Lo mismo que a Santo Tomás ¡Su vida cambió!”. 

Para tocar al Dios vivo, afirmó el Papa, no sirve “hacer un curso de actualización” para entrar en las llagas de Jesús; para esto “sólo hace falta salir a la calle”.

“Pidamos a santo Tomás –concluyó- la gracia de tener la valentía de entrar en las llagas de Jesús con ternura y seguramente tendremos la gracia de adorar al Dios vivo”.

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