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Conozca al sacerdote más joven de Roma

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Father Lorenzo Colombo and the other priests who were ordained for the diocese of Rome on April 20, 2024

Provided by Father Lorenzo Colombo

Isabella H. de Carvalho - publicado el 04/05/24

Lorenzo Colombo, de 25 años, fue ordenado sacerdote de la diócesis de Roma el sábado 20 de abril de 2024, junto con otras 11 personas

El sábado 20 de abril de 2024, en la Basílica de San Pedro, a las 18:00 horas, Lorenzo Colombo, de 25 años, fue ordenado sacerdote de la diócesis de Roma, diócesis del Papa. En la Misa celebrada por el Vicario saliente de Roma, el cardenal Angelo De Donatis, fueron ordenados 11 nuevos sacerdotes para la diócesis, el mismo número que en 2023 y 2022.

A sus 25 años, el padre Lorenzo es ahora el sacerdote más joven de la diócesis de la capital italiana y ejerce como vicepárroco en una iglesia de la periferia occidental de la ciudad.

Nacido en 1998, ingresó en el seminario menor de Roma a los 13 años y pasó al seminario mayor cuando cumplió los 18.

Aleteia habló con él sobre cómo descubrió su vocación y cómo es tomar una decisión duradera a una edad tan temprana.

Father Lorenzo Colombo, ordained a priest for the diocese of Rome on April 20, 2024

¿Cuándo sintió por primera vez la llamada a discernir un camino hacia el sacerdocio?

Padre Lorenzo: Todo comenzó el día de mi Primera Comunión, el 1 de mayo de 2008. Poco después de recibir la Eucaristía, sentí algo distinto en el corazón: no sé exactamente qué; no sabría describirlo. Sin embargo, desde entonces empecé a preguntarme qué quería Dios de mi vida.

Gracias también a mis conversaciones con sacerdotes que me acompañaban, y a los que me abrí, poco a poco llegué a la conclusión de que tal vez Dios pedía de mi vida que me hiciera sacerdote. Que ése era el camino para vivir mi vida felizmente, como cristiano.

Cuando entró en el seminario menor aún seguía asistiendo al instituto con otros alumnos. ¿Cómo fue esa experiencia?

Padre Lorenzo: Al principio, cuando les decía a mis compañeros que estaba en el seminario, se mostraban muy recelosos y asustados. Pero luego, a medida que me iban conociendo, se daban cuenta de que yo era un chico normal como ellos, quizá incluso un poco más “loco” que ellos. Gracias a Dios, todavía hoy, mis amigos del instituto siguen siendo algunos de mis verdaderos amigos. Vinieron el sábado a la Misa de ordenación y es una amistad que continúa.

Vivir en el seminario menor fue agradable. Estaba con otros 12 o 13 adolescentes unidos por este deseo [de discernir la llamada al sacerdocio]. Llevábamos una vida normal, pero jugábamos, estudiábamos, rezábamos y hacíamos obras de caridad juntos. Vivíamos como cristianos en comunidad, como los primeros discípulos justo después de la resurrección de Jesús.

Al crecer, ¿cómo llegó a la conclusión de que esa era su vocación?

Padre Lorenzo: Poco a poco, vas tomando conciencia. Obviamente, la Iglesia juega un papel importante a través de los formadores, los pastores, que Dios pone a tu lado. Incluso en el seminario está el padre espiritual y otros que te ayudan a comprender si ésta es de hecho la vocación a la que el Señor te llama.

Así que es un discernimiento que no se hace solo, sino con la ayuda de los sacerdotes y con el Señor a través de la oración.

¿Ha tenido momentos de duda o vacilación? ¿Cómo los superó?

Padre Lorenzo: Sí, ciertamente. Momentos de duda no faltaron, pero doy gracias al Señor también por habérmelos enviado. Precisamente gracias a esos momentos pude comprender las razones que me llevaron a permanecer en el seminario, a seguir en el camino hacia el sacerdocio. Hubo momentos bonitos en los que el Señor estuvo presente y le doy gracias por haber sido capaz de permanecer fiel a pesar de todo.

Puedes pensar que hay momentos en tu vida en los que el Señor está más presente que en otros, pero es precisamente en esos momentos cuando te das cuenta de que el Señor siempre ha estado ahí, en los acontecimientos cotidianos. Jesús está siempre a nuestro lado, pero son más las veces que no nos damos cuenta que las que sí.

Usted se ordenó sacerdote a los 25 años. Algunos pueden ver en ello una elección peculiar a una edad tan temprana. ¿Cómo respondería a este escepticismo?

Padre Lorenzo: Lo que suelo oír de otras personas es: ¿cómo puede un joven de 25 años tomar una decisión definitiva para su vida? ¿Cómo puede tomar una decisión tan importante? Creo que hoy en día la gente siempre intenta posponerlo todo, casarse, aplazar decisiones importantes, tender a vivir eternamente como niños.

Pero ser cristiano nos lleva inevitablemente a ser adultos. Creo que la gente que me hace este tipo de preguntas cree que es imposible [hacer este tipo de elecciones], y yo les digo que pueden tomar decisiones sobre su vida, incluso a una edad temprana, porque el Señor les ha prometido felicidad y una gran alegría.

¿Cómo cree que el hecho de ser muy joven puede ayudarle ahora en su vida de sacerdote recién ordenado?

Padre Lorenzo: No estoy muy seguro. Yo también enseño religión en institutos y colegios, y creo que para los jóvenes es más fácil hablar con alguien de su edad. Recuerdo que cuando en mi iglesia había un vicepárroco que tenía 10 o 12 años más que yo, me resultaba más fácil hablar con él.

Mis alumnos me piden hablar conmigo, discutir cosas, me piden ayuda. Es una experiencia muy bonita, porque es una relación que no se limita a transmitir conocimientos, sino que va más allá. Los jóvenes de hoy necesitan realmente a alguien que les escuche.

¿Qué siente al ser sacerdote en la diócesis del Papa?

Padre Lorenzo: Siempre es conmovedor que en el rito de ordenación hagamos una promesa de obediencia. Aquí en Roma dice algo así como, esta persona “promete a nuestro obispo, el Papa Francisco, respeto filial y obediencia”.

Así que prometemos esta obediencia directamente al Papa; todos los sacerdotes naturalmente tienen que obedecer al Papa, pero en ese momento le estamos haciendo esta promesa a él como nuestro obispo y es hermoso. En mi opinión es un signo de esta universalidad de la Iglesia que no se detiene en las fronteras de Roma, o de mi parroquia, o de donde yo sea.

Es un tesoro y es hermoso tener al Papa, al Sucesor de Pedro, como obispo. Es incluso quizá “envidiable”, cada vez que celebramos Misa tenemos la oportunidad de hacerlo en comunión con nuestro obispo, el Papa Francisco, o con quien el Señor envíe a este ministerio en el futuro. Los sacerdotes romanos estamos muy unidos a la figura del Papa porque está aquí.

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