Este martes 6 de junio tuvo lugar en la Cámara de Representantes de Uruguay una sesión en la que se homenajeó a monseñor Jacinto Vera (1813-1881), el primer obispo de Uruguay beatificado el pasado 6 de mayo en el Estadio Centenario de Montevideo.
El encargado de promover el homenaje, y protagonista de la exposición inicial, fue el legislador oficialista Rodrigo Goñi (Partido Nacional, coalición de gobierno), quien además de identificarse como católico también estuvo presente –al igual que cerca de 20.000 personas- en una ceremonia histórica e inédita para los uruguayos (fue la primera vez que se celebró una beatificación en tierras de ese país latinoamericano).
«Un inmenso regalo»
Durante unos 15 minutos de alocución, Goñi no solo resaltó la relevancia de la figura de Jacinto Vera para la historia de Uruguay en cuanto a su primer obispo y papel protagónico durante una etapa cargada de conflictos, sino que también calificó su beatificación como «un inmenso regalo para la sociedad uruguaya».
Goñi también agradeció al papa Francisco por la beatificación Vera (quien podría visitar Uruguay en 2024 de confirmarse el viaje a Argentina) y destacó que el primer obispo Uruguay -además de gaucho porque recorrió todos los rincones del país- murió trabajando al máximo.
«El legado de Jacinto Vera vive», enfatizó Goñi. Y parafraseando al «poeta de la patria», Juan Zorrilla de San Martín (quien pronunció durante el multitudinario funeral de Vera a finales del Siglo XIX aquella famosa frase: «El santo ha muerto»), finalizó:
«Con el legado de Jacinto Vera se humanizará nuestro Uruguay. Nos queda a nosotros la enorme responsabilidad de mantener -ahora sí y para siempre- muy vivo el legado de Jacinto Vera como referencia ética, actual y necesaria para proyectarnos y avanzar hacia lo nuevo, pero sin perder la humanidad tan propia de nuestra rica identidad nacional. Viva el legado de Jacinto Vera para un mejor Uruguay».
6 de junio, la primera misa de Jacinto Vera
Luego de la exposición de Vera continuaron con el uso de la palabra otros representantes vinculados a diversos partidos políticos, entre ellos el diputado del Partido Colorado (coalición de gobierno) Jorge Alvear, oriundo de Canelones, departamento donde Vera –además de vivir varios años en la primera etapa de su vida- se desempeñó como cura vicario antes de ser vicario apostólico de Montevideo y posteriormente primer obispo.
Fue Alvear quien afirmó que Vera fue «un uruguayo dedicado a los uruguayos».
«Trascendió lo religioso, es alguien que nos va a representar en el mundo», subrayó Alvear, quien también solicitó que en 2024, cuando se cumpla un año de su beatificación, Vera tenga un homenaje en Canelones.
Por último, durante sus palabras, Alvear recordó también que el día del homenaje en el Parlamento de Uruguay –que de manera tardía reconoció a la figura de Vera- coincidió con un nuevo aniversario de la primera misa de Vera, algo que aconteció el 6 de junio de 1841 (se cumplieron 182 años) en Buenos Aires (actual Argentina).
Servicio y una figura que trasciende lo religioso
Luego de Alverar también se sumaron al homenaje a Vera otros representantes como Alfredo Fratti (Frente Amplio, oposición); Elsa Capillera (Cabildo Abierto, coalición de gobierno); Lourdes Ontaneda (Frente Amplio, oposición), Alexandra Inzaurralde (Partido Nacional, coalición de gobierno) y Federico Casaretto (Partido Nacional, coalición de gobierno).
Todos ellos coincidieron en lo oportuno del homenaje a Vera a un mes de su beatificación, además del recuerdo de algunos episodios que no hacen más que confirmar que la figura de Vera ha sido sinónimo de servicio, solidaridad y unidad más allá de los diversos partidos políticos.
En tanto, durante la sesión de homenaje a la figura de Vera también se hicieron presentes integrantes de la jerarquía católica como el arzobispo de Montevideo, cardenal Daniel Sturla, y el nuncio apostólico, monseñor Gianfranco Gallone.
Lo propio el obispo de Mercedes (Soriano), monseñor Carlos Collazi; el obispo de Melo (Cerro Largo), monseñor Pablo Jourdan; el obispo emérito de Canelones, monseñor Alberto Sanguinetti; el obispo de San José, monseñor Fabián Antúnez; el obispo emérito de Minas (Lavalleja), monseñor Jaime Fuentes; y el obispo auxiliar de Montevideo, monseñor Luis Eduardo González.
¿Los uruguayos tienen fe?
Curiosamente, en el día en que se le hizo el homenaje a Vera en el Parlamento de Uruguay también se dio a conocer a través del medio localEl Observador la Encuesta de Generaciones y Géneros 2022 (con más de 7.000 entrevistados, coordinada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República y considerada por ese medio como el estudio más completo sobre religión en la última década) en la que se dio cuenta de la fe de los uruguayos según la zona del país y hasta con referencias a la incidencia del ateísmo en la alta tasa de suicidios que enfrenta Uruguay.
Entre los datos que arrojó la encuesta se destaca, por ejemplo, que el catolicismo ha perdido terreno en zonas fronterizas con Brasil, donde han ganado terreno otras corrientes del cristianismo (principalmente evangélicos pentecostales).
Por otra parte, en la capital Montevideo y en la costa sureste, los agnósticos y los creyentes por fuera de las instituciones religiosas superan a la mitad de la población, prosigue el informe del periodista Tomer Urwicz en El Observador. Incluso, se subraya que el 27.7% de los uruguayos se consideran «nada religiosos» (esto cuando aquellos que no se circunscriben a religión alguna alcanzan casi la mitad de la población), mientras que solo un 12.62% se considera «muy religioso».
Flores, Florida y Lavalleja
Como contrapartida, también se constató que el «bastión» del catolicismo en Uruguay está ubicado en el centro sur a través de los departamentos de Flores, Florida y Lavalleja. Es en esos departamentos donde más de la mitad de sus pobladores se consideran católicos, sitios donde conviven fuertes devociones populares como San Cono, la Virgen del Verdún y la Virgen de los Treinta y Tres, patrona de la patria.
Hoy celebramos a...