Se han escrito muchos libros de testimonios sobre personas que peregrinan a Santiago, pero este en concreto podría hacer historia. Un libro sobre el Camino de Santiago que no es una guía, sino la crónica de un viaje espiritual interior y exterior.
“Me senté en uno de los bancos de madera con otros peregrinos y con algunos de los aldeanos que habían comenzado a reunirse para el comienzo de la misa. Miré asombrado el antiguo edificio de principios del siglo XIII, los arcos cóncavos entretejidos con decoraciones en él techo, las ventanas de colores, las conchas marcadas en las paredes, el altar parado sobre una pequeña plataforma en la parte superior de del gran salón y ahí estaba, en el centro, la cruz. Tuve un extraño sentimiento”.
En Camino a Jerusalén, traducción no oficial
Acaba de publicarse en Israel y en hebreo (y esperemos que pronto en otros idiomas) un libro que podríamos calificar de único: La experiencia de Golan Rice, judío creyente y apasionado del trekking, de descubrimiento de la Ruta Jacobea, de su recorrido terrenal y sobre todo de su significado espiritual.
Peregrinar a Santiago, afirma, le ha cambiado la vida. “No sabía cuánto me iba a sacudir, destrozar y romper todo lo que creía saber y luego recomponerme, pero de forma completamente diferente”.
De hecho, fue esta experiencia transformadora la que le ha llevado, junto con su socia Yael Tarasiuk, a poner en marcha el Camino de Jerusalén. Una empresa homérica que pretende rescatar para la humanidad el trazado de las rutas que durante dos milenios han recorrido los creyentes a la Ciudad Santa.
Conectando Santiago con Jerusalén
A finales de este mes de mayo está prevista la segunda experiencia piloto: el Camino del Silencio, de Jaffa a la puerta de Jaffa, en Jerusalén. Pero esta vez, para enseñar a otros a guiar a los peregrinos que vendrán en el futuro.
Para Golan, este Camino de Santiago supuso una experiencia que no es tan obvia como parece: el descubrimiento de la historia cristiana para un judío contemporáneo. Y, sin embargo, tiene un sentido muy profundo: el Apóstol Santiago también era judío, y caminó a España hace dos mil años. Comprender el camino de ese Santiago es comprender el camino de Golan Rice y de muchos como él que hoy intentan descubrir, comprender, amar.
“No es un libro de peregrinación más. Va del pasado al presente, y se desarrolla en tres niveles. Habla de símbolos judíos y de símbolos cristianos”, explican Golán y Yael. “Nos dimos cuenta de que el cristianismo en la mentalidad israelí no es que sea tabú, pero no se habla de él y no se lo conoce”. Muchas personas creen que no es posible que las religiones dialoguen, y que un judío piadoso no puede entrar en una iglesia. “Pero eso es un error: las religiones no dialogan, son las personas las que conectan, las personas que tienen sus tradiciones religiosas que pueden compartir y aceptar de los demás”.
“Una persona puede ser cristiana, otra musulmana, otra judía y otra persona atea. Cuando las personas se conectan, las religiones se encuentran y se descubren mutuamente. Yo entré en las iglesias, pero no como turista, sino como peregrino. Esa es mi gran experiencia del Camino de Santiago”, explica Golan, aún emocionado al evocarlo.
Esa es la experiencia que quieren llevar al Camino de Jerusalén: “No es pasear, es peregrinar. Hay subidas y bajadas, hay lluvia, hay sol, es una parte del camino. Y eso es exactamente lo que diferencia entre un camino de peregrinación y un paseo. Cuando vas a pasear con tu familia, esperas un lindo día. Cuando vas de peregrinación, lo que tienes en el camino, eso es lo que es. El camino es tal como es, tal como el camino te acepta a ti y te ve tal como eres tú. No diferencia ni entre religión, ni entre género, ni nada, ya seas judío o cristiano”.
Para construir este proyecto, Golan y Yael no sólo están en contacto con las autoridades israelíes. También con entidades cristianas como el centro Saxum, los franciscanos y la Domus Galilaeae (el centro que mantiene el Camino Neocatecumenal en Israel). “Y todo sucedió en España, al hacer el Camino de Santiago mi vida cambió. Y creo que para Israel también hay un camino para la paz, y que está conectado con el Camino de Santiago”.
Golan Rice, Yael TarasiukEntendí que realmente no importa cuál sea tu religión o de qué país vengas, porque en cuanto empiezas a caminar, todos enseguida se convierten en peregrinos y el término “peregrino” de hoy en día tiene un significado diferente. El Camino no diferencia, no favorece ni da ventaja a nadie: conecta. Cuando lo haces, cuando caminas por el camino, eres como todos los demás y el camino te acepta tal como eres, con todo el equipaje que trajiste, con tus creencias, tus miedos. Y la profundidad de tu aprendizaje depende del grado de dedicación y eso depende solo de ti.
En Camino a Jerusalén, traducción no oficial