La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado la demencia como una prioridad de salud pública ante la gravedad de una enfermedad que afecta a más 70 millones de personas.
Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población mayores de 60 años sufre demencia en un determinado momento. Se prevé que el número total de personas con demencia alcance los 82 millones en 2030 y 152 millones en 2050.
Buena parte de ese incremento puede achacarse al hecho de que en los países de ingresos bajos y medios el número de personas con demencia tenderá a aumentar cada vez más.
La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en todo el mundo. Puede resultar abrumadora no solo para quienes la padecen, sino también para sus cuidadores y familiares.
Se trata de un síndrome –generalmente de naturaleza crónica o progresiva– caracterizado por el deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal. La demencia afecta a la memoria, al pensamiento, a la orientación, a la comprensión, al cálculo, a la capacidad de aprendizaje, al lenguaje y al juicio.
La conciencia no se ve afectada pero el deterioro de la función cognitiva suele ir acompañado, y en ocasiones es precedido, por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos.
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En la demencia también hay niveles
Demencia leve: La persona ha notado un deterioro de su memoria, sobre todo para acontecimientos recientes. Por ejemplo olvida que su hija le ha visitado el día anterior o si se tomaron la última dosis de medicación.Es probable que se sienta desconcertada, inquieta y triste. Pueden enfadarse y ponerse a la defensiva cuando les señalan sus errores.
Demencia moderada: La persona sufre problemas de memoria graves. Solo conservan los recuerdos antiguos. No recuerdan acontecimientos recientes o los olvidan rápidamente. Puede que no sepan qué día o qué hora es. No suelen saber donde están. Tienen problemas para encontrar las palabras adecuadas y emplean palabras inadecuadas. Pueden desarrollar creencias falsas, por ejemplo, que algunas personas entran en su casa y les roban las cosas. Esto le produce inquietud y tristeza y puede volverse agresivo.
Demencia grave:La persona sufre una pérdida completa de la memoria. No reconoce a sus familiares más cercanos. Tiene dificultades graves para comunicar. Se muestra apático y totalmente inactivo, con frecuencia agresivo tanto de forma verbal como física. Pierde incluso la capacidad de caminar, comer, tragar. Puede sufrir la incontinencia.
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¿Qué hacer?
Mejorar la sensibilización y la comprensión de la demencia en todos los niveles de la sociedad es necesario para disminuir la discriminación y mejorar la calidad de vida de las personas con demencia y sus cuidadores.
Para ello es necesario promover una sociedad y una cultura de apertura y respeto hacia todas las personas, y particularmente hacia los mas débiles.
Se necesita más investigación para desarrollar tratamientos nuevos y más eficaces y para comprender mejor las causas de la demencia. La investigación que identifica los factores de riesgo modificables de la demencia es todavía escasa.
Por todo ello, en mayo de 2017, la Asamblea Mundial de la Salud respaldó el Plan de acción mundial sobre la respuesta de salud pública a la demencia 2017-2025, que establece una serie integral de medidas aplicables por los planificadores de políticas, los asociados internacionales, regionales y nacionales, y la propia OMS en ámbitos tales como:
- la sensibilización sobre la enfermedad
- el establecimiento de iniciativas destinadas a promover la adaptación a la demencia
- la reducción del riesgo de demencia
- su diagnóstico, tratamiento y atención
- la investigación e innovación o el apoyo a los cuidadores de las personas con demencia
Hoy celebramos a...