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Lecciones de un matrimonio que aspira a un Óscar

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Shutterstock-Debby Wong

Esteban Pittaro - publicado el 25/01/18

"Lo único malo de trabajar con tu esposa es que cuando tienes un mal día no puedes ir a contárselo a tu esposa

Es casi un número fijo que las canciones de las películas animadas de Disney sean nominadas para obtener un premio Óscar por la mejor canción o a la Banda Sonora. El primer largometraje de Walt Blancanieves se llevó la estatuilla por esta segunda categoría, y ya en 1940, con la melancólica “When you wish upon a star” de Pinocho la compañía obtuvo el primero de muchos reconocimientos a canciones creadas a lo largo de estos 80 años, que incluyen obras maestras como “Tale as old as time”, de la Bella y la Bestia, “Part of the World”, de La Sirenita, “Chim Chim Chery”, de Mary Poppins, entre otras ganadoras y nominadas.

Pero para poder mantenerse en un primer nivel, Mickey Mouse y sus amigos echan mano de distintos compositores y músicos. Para la musicalización de Coco, la última de las películas elaboradas desde Pixar-Disney, se contrató al matrimonio de Robert Lopez y Kristen Anderson-Lopez, el mismo que tuvo a su cargo las canciones de Frozen, entre ellas la ganadora del Óscar “Let it go”, cuya versión conmueve en todas las lenguas a la que fue traducida. Y nuevamente Disney dirá su presente en las categorías musicales de los premios más importantes del cine.

Robert y Kristen se conocieron en el Lehman Engel Musical Theatre Workshop, un prestigioso programa en el que confluyen músicos que se preparan para componer para Broadway. Cuenta Kristen en distintas entrevistas que fue como amor a primera vista. Lo vio, lo escucho, y pensó: “con él me quiero casar”. Ella había ingresado al taller, como él, tras años de trabajo, esfuerzo y ahorro. Ella como potencial letrista, él un tiempo antes como compositor.

Los años de noviazgo, pese al talento de ambos, fueron duros. Aunque como muestra una nota del New York Times advirtiendo el incipiente talento de Robert en 2003, con mucho humor. Ese año Robert tuvo su primer gran éxito en los teatros, por Avenida Q, una obra que co-escribió con su compañero del taller Jeff Marx por la que ganó a la joven edad de 28 años su primer premio Tony, y que aún hoy recorre el mundo. Ese año Robert y Kristen se casaron, y fruto de su amor tuvieron dos hijas.

Sus primeras colaboraciones como marido y mujer fueron para dos programas infantiles, y para la adaptación para teatros de Buscando a Nemo. En 2011 se les presentó la oportunidad de escribir para un largometraje de Disney, Winnie the Pooh, trabajo que les abrió las puertas al gran desafío de su vida: Frozen.

Fue tal el impacto que tuvo en los realizadores una de las primeras canciones elaboradas para la película, “Let it Go”, que cambió las características del personaje que la cantaba. Por la canción, los directores comprendieron que Elsa debía ser una joven miedosa antes que una bruja malvada, como decían los primeros bocetos.

Esa canción, que cambió para siempre la vida del matrimonio, fue compuesta entre diálogos y cantos improvisados durante caminatas por el parque y sesiones de trabajo en su apartamento de Brooklyn. A todos les gustó, menos a sus vecinos, quienes se saturaron del piano y los ensayos, contaron tiempo después. El éxito de Frozen les abrió las posibilidades para adquirir un lugar amplio que sirva para el libre desarrollo creativo del matrimonio. De su nuevo hogar nació “Remember me”, de Coco, que acaba de ser nominada al Premio de la Academia.

“Las habilidades que necesitas para mantener un matrimonio y tener hijos son exactamente las habilidades que necesitas como colaboradores. Tienes que poder comunicar, y tienes que poder dejar pasar las cosas a veces”, explicó en una entrevista a USA Today Kristen. También insiste en la importancia del diálogo, incluso antes de involucrarse en trabajos concretos, y en la humildad. Porque pese a los éxitos, “por la mañana hay que empezar una nueva canción y ahí somos todos principiantes”.

Aunque ambos tienen trabajos por separado, disfrutan mucho de trabajar juntos en los distintos proyectos que se les presentan. “Puedo jugar todo el día con mi mejor amigo, que además sucede que es mi compositor de Broadway favorito”, describió ella a USA Today. Robert, en la misma línea, aclaró que “lo único malo de trabajar con tu esposa es que cuando tenés un mal día no podés ir a contarle a tu esposa”.

El 26 de febrero si sabrá si el matrimonio Lopez se lleva a casa otros premios de la Academia, uno para cada uno, por su nueva colaboración en Coco. Mientras tanto, su trabajo les permite cimentar y disfrutar del mejor premio: su matrimonio, su familia.

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