El día que una campana consolidó la hermandad entre Paraguay y Bolivia
Aquella ceremonia se realizó entre lágrimas y mucha emoción. Sucedió el 17 de abril del año 2015 y la prensa la recuerda como un verdadero “gesto de hermandad”. Es que luego de 80 años de permanecer en el Museo de Concepción (Paraguay), la campana de la iglesia franciscana boliviana de Macharetí, en la localidad de Chuquisaca, volvió a su lugar de origen.
La campana, una de las tantas que fueron secuestradas, había sido tomada por las tropas paraguayas como “trofeo de guerra” (práctica habitual en tiempos de guerra en cuento a la adquisición de objetos simbólicos más allá de su valor material) en la contienda bélica entre Paraguay y Bolivia que estalló en el año 1932 por la disputa territorial del Chaco boreal.
Devolución
Sin embargo, esta campana que fue devuelta hace poco y se transformó en hacedora de sonidos de paz. Tan solo el anuncio de la decisión de devolverla a Bolivia generó entusiasmo de parte de los locales.
El lugar del tan ansiado encuentro fue la zona fronteriza y se produjo gracias al recorrido de más de 800 kilómetros de una numerosa comitiva paraguaya.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.