Como ha sido reportado por Aleteia, México se ha convertido, en este 2015, en el “campeón” de las deportaciones de centroamericanos que cruzan el país con la idea fija de llegar a Estados Unidos, muchos de ellos huyendo de las amenazas de muerte y de la pobreza que azota a sus familias y a sus comunidades.
Este tema se agrava aún más cuando las deportaciones se realizan con menores de edad que viajan en solitario hacia Estados Unidos. De acuerdo con el obispo de El Paso, (Texas), Mark J. Seitz, la deportación a sus países de origen “a veces es una sentencia de muerte”.
Devolverlos al peligro
Seitz, quien está al frente de una de las diócesis más conflictivas por el tema de la migración (hace frontera con Ciudad Juárez, México), recomendó a un comité del Senado estadounidense solicitar a México “suspender” la intercepción de menores que viajan solos desde Honduras, Guatemala, El Salvador y otros países, así como establecer mecanismos más fuertes de protección.
“México está interceptando a los refugiados y mandándolos de regreso a sus países, al mismo peligro del que han salido”, dijo Seitz luego de una conferencia de prensa en la que compartió con los medios de comunicación de El Paso lo que declaró en Washington, como representante de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés). Ante el Comité, Seitz señaló que los niños centroamericanos “están huyendo de amenazas contra su vida, de violaciones y no debemos ponerlos nuevamente en la misma situación”.
“Cuando encontramos a alguien que es una víctima al lado del camino o al lado de la frontera, debemos cuidar de ellos, ese es nuestro llamado como cristianos”, agregó Seitz. En los últimos cinco años, el número de menores intentando cruzar la frontera se ha incrementado en mil por ciento.
80 niños deportados han sido asesinados
La diócesis de El Paso cuenta con información de organizaciones que han documentado cuando menos 80 casos de niños que han sido asesinados en los últimos 18 meses tras ser deportados a sus países. Eso, además de muchos otros que han sufrido abusos al ser detenidos en la frontera sur de México.
El obispo Seitz dijo que es importante implementar mecanismos de protección internacional, así como programas para mejorar la educación y bienestar de niños en países de Centroamérica, para evitar su salida precipitada hacia el peligro.
El prelado conminó al gobierno estadounidense a ser parte de esa solución regional .“Muchas veces solo hablamos de cómo podemos cerrar la puerta de nuestro país, como cerrar la frontera, pero en ese caso está pidiendo (el comité), ‘bueno, qué podemos hacer en sus países de origen para cambiar la situación’, y quiere saber por qué están saliendo” los niños de sus países, indicó.
Más adelante, el obispo de El Paso habló sobre esos motivos: “La respuesta es la violencia que está mucho peor que antes y que causa problemas en cada área de su vida, la educación, por ejemplo. Los maras [miembros de la pandilla Mara Salvatrucha] están en sus escuelas, en sus tiendas, necesitan pagarles porque nadie quiere invertir en su país. Están sufriendo más, no tienen trabajo, no tienen nada”, agregó Seitz.
La “regla de oro”
Durante su participación ante el comité, el prelado estadunidense hizo hincapié en el llamado realizado por el Papa Francisco sobre la “regla de oro”, que significa cuidar de otros como queremos ser cuidados.
“Necesitamos llamar la compasión de nuestro país, de nuestra comunidad a servirlos como Cristo. Necesitamos informar a los políticos y todos que los que estamos recibiendo ahora, la mayor parte, están escapando de la violencia terrible que están experimentando allá”, concluyó.
El pasado 21 de octubre Seitz dio su testimonio ante la Comisión del Senado para la Seguridad Interna y los Asuntos gubernamentales (Homeland Security and Governmental Affairs Committee) y presentó algunas sugerencias para “mejorar la respuesta a estas poblaciones vulnerables en América Central, en México, en la frontera Usa-México y en los Estados Unidos”.