Campaña de Cuaresma 2025
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La pandemia provocó situaciones límite en muchas personas. Essaú Neira fue una de ellas. Cuando el Covid llevó a su padre al borde de la muerte, este joven peruano, que hasta entonces solo había mirado a Dios desde lejos, entró en un templo, rezó sinceramente, y prometió acercarse más a la Iglesia.
“La desesperación la abocas en un altar cuando un familiar se quiere ir, y muestras ese respeto, con el corazón en la mano”, explica a Aleteia.
“Gracias a Dios se salvó”, recuerda. Y poco a poco el joven fue retomando su rutina: trabajar, ganar dinero, disfrutar de su casa, a 10 kilómetros de la playa de Lima.
“No cumplí la promesa, pero tarde o temprano Dios me la ha hecho cumplir”, asegura el joven.
Una familia en Europa
En diciembre de 2023, decidió irse de vacaciones a un país europeo. Disfrutó del sol, hizo turismo, y visitando a varios familiares se le pasaron los días que la ley le permitía pasar en el país.
Esaú quería regresar a Perú pero si lo hacía tendría que pagar una multa y no podría volver en 8 años.
En ese momento, una hermana le invitó a asistir a una iglesia. Allí se encontró con un sacerdote con el que conversó y que le invitó a un retiro de Emaús.
“¿Qué es eso?”, recuerda Esaú que le preguntó al cura. En su país nunca había oído hablar de ello.

Conoció algunos datos de este retiro espiritual y se apuntó por curiosidad. “El retiro fue muy impresionante, me encantó”, recuerda Esaú.
El joven descubrió “una Iglesia cercana, amigable, una comunidad de verdaderos hermanos, algo distinto a lo que vivimos en el mundo”.
“Empecé a engancharme, les contaba mis problemas como a un hermano, me daban consejo, me guiaban, me ayudaban”, continúa Esaú.
“En la Iglesia se da un abrazo fraternal sin esperar nada a cambio, como algo familiar”, explica.
“Creo que son 'más' que mi familia -añade-. En familia sientes unos roces, a veces no te comprendes, pero con ellos no, es un abrazo diferente”.
Esperando el bautismo “con ansias”
El sacerdote le presentó a su padrino y la comunidad le apoyó en su camino hacia el bautismo, que espera “con ansias”. En los últimos meses ha estado formándose en charlas semanales, reuniones, Misas e incluso un encuentro con el obispo. Para recibir la catequesis de preparación al Bautismo, Esaú, cada semana, hace un viaje de dos horas.
Así, el próximo mes de abril Esaú cumplirá su promesa a Dios y recibirá el sacramento de la iniciación cristiana junto con otros catecúmenos en una catedral europea.
“He nacido bendecido y sigo siendo bendecido hasta el día de hoy -reconoce-. Haciendo la voluntad de Dios siempre encontraré personas muy amables, Él siempre me ha sacado de muchos problemas y doy gracias”.
“Antes iba más a la pelea, pero ahora veo las cosas más tranquilo, con paciencia, no hay rencores, voy a Misa -explica-. El cambio ha sido muy grande, y creo que esto recién comienza”.


