Campaña de Cuaresma 2025
Este contenido es gratuito, como todos nuestros artículos.
Apóyanos con un donativo y permítenos seguir llegando a millones de lectores.
En el Evangelio del día vemos cómo sus discípulos, centrados solamente en el reconocimiento, se desvían de la enseñanza de Jesús. Mientras Él les habla de sacrificio y sufrimiento, ellos discuten sobre quién será el más grande. Jesús les da una fuerte lección: no se trata de ser servidos, sino de servir.
En la reflexión que el padre Giovanni hace, nos comparte:
¿Quieres ser grande? Entonces hazte pequeño.
Jesús y sus discípulos van caminando y, por segunda vez, Él les anuncia algo que no quieren escuchar:
"El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, lo matarán y al tercer día resucitará."
Pero los discípulos no entienden y tienen miedo de preguntar.
Prefieren evitar el tema del sufrimiento, porque aún siguen pensando en un Mesías glorioso, no en un Mesías crucificado.
Y mientras Jesús les habla de entrega y sacrificio, ellos van discutiendo sobre quién es el más importante.
Jesús habla de entrega, ellos piensan en poder.
Jesús habla de cruz, ellos discuten sobre quién tendrá más honor.
Nos gusta la idea de un Dios poderoso, pero nos cuesta aceptar que el camino a la gloria pasa por la humildad y el servicio.
Cuando llegan a casa, Jesús los confronta con una pregunta directa:
"¿De qué hablaban en el camino?"
Ellos se quedan en silencio. Saben que su discusión estaba fuera de lugar.
Entonces Jesús les da una lección que rompe con la lógica del mundo:
"Si alguien quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos."
El mundo nos dice que ser grande es tener éxito, ser reconocido, estar por encima de los demás.
Pero Jesús nos dice lo contrario: la verdadera grandeza está en hacerte pequeño, en servir sin esperar recompensa.
Para demostrarlo, toma a un niño y lo pone en medio de ellos.
"El que recibe a un niño en mi nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado."
En la cultura de aquel tiempo, los niños no tenían derechos ni importancia social. Jesús nos dice que el más pequeño, el más frágil, es el rostro de Dios.
¿Quieres ser grande? Aprende a servir
Hoy Jesús nos desafía: deja de buscar el reconocimiento y empieza a vivir para los demás.
Ser cristiano no es competir, es amar.
No es subir escalones, es bajar para levantar a los demás.
Porque en el Reino de Dios, los primeros son los que sirven sin buscar ser vistos.


