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Consejos de los santos para no perder de vista a Dios en el trabajo

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Philip Kosloski - publicado el 11/02/25
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San Francisco de Sales ofrece los siguientes consejos santos y útiles sobre cómo permanecer en la presencia de Dios, incluso cuando estás ocupado en el trabajo

A menudo nuestro trabajo puede verse como un impedimento para pasar tiempo con Dios.

Muchos de nosotros pensamos -de forma natural- que la presencia de Dios solo puede sentirse en las cuatro paredes de una iglesia. Si queremos rezar, tenemos que estar dentro de una iglesia física.

Sin embargo, los santos atestiguan una y otra vez que es posible permanecer en comunión constante con Dios, incluso durante las tareas más mundanas.

La oración en el trabajo

San Francisco de Sales ofrece varios consejos para rezar en el trabajo en su libro Introducción a la vida devota.

Primero explica cómo es posible utilizando una analogía:

"Imitad a un niño pequeño, al que se ve asido fuertemente con una mano a su padre, mientras con la otra recoge fresas o moras del seto del camino. Así, mientras recoges y utilizas los bienes de este mundo con una mano, deja siempre la otra en la Mano de tu Padre Celestial, y mira de vez en cuando a tu alrededor para asegurarte de que Él está satisfecho con lo que haces, en casa o fuera de ella".

Aunque estemos concentrados en nuestro trabajo diario, todavía es posible mantener nuestra alma atada a Dios durante todo el día.

Consejos para rezar durante el día

San Francisco de Sales da a continuación algunos consejos prácticos más sobre cómo rezar durante un día normal de trabajo:

"Cuando tu trabajo ordinario o negocio no sea especialmente absorbente, deja que tu corazón se fije más en Dios que en él; y si el trabajo es tal que requiera toda tu atención, haz una pausa de vez en cuando y mira a Dios, como los navegantes que se dirigen al puerto al que quieren llegar, mirando al cielo en lugar de mirar hacia abajo a las profundidades por las que navegan. Haciéndolo así, Dios obrará contigo, en ti y por ti, y tu trabajo será bendecido".


Nuestra oración no tiene que ser intensa ni implicar largas oraciones de fórmula.

Basta con que durante nuestra jornada laboral nos detengamos a mirar a Dios con el corazón y dejemos que su presencia invada nuestra alma.

Todos podemos practicar este tipo de oración, entrelazando oración y trabajo según nos lo permita nuestro tiempo.

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