Nayeli Pereznegrón es madre y fundadora de la asociación de Luchando por los Niños Pequeños y autora de los libros Todo va a estar bien y el Dolor lo cambia todo.
Ella compartió para Aleteia su testimonio con su hijo Luis Pablo, que padeció cáncer a corta edad; así como de la fundación que fue creada en honor a su hijo y que hoy ayuda a miles de niños con cáncer -con distintos programas- para seguir sus tratamientos.
Su historia con Luis Pablo
Luis Pablo, su primer hijo, fue diagnosticado en su primer año de vida con leucemia mieloide aguda M7, que es un cáncer muy agresivo, así que desde el momento que lo detectaron vieron que tenían que irse del país para que recibiera su tratamiento. Así fue como Nayeli empacó su vida junto con la de su hijo y llegaron al estado de Texas, en Estados Unidos.
Su esposo tenía que quedarse en México para seguir trabajando y pagando las cuentas, por lo que solo podían verse cada dos semanas en el hospital. Sin embargo, él siempre estuvo presente, apoyando a su familia. “El apoyo de Luis, mi esposo, invaluable, él estuvo al pie del cañón”.
"Siempre estuvimos en familia, acompañados, sin embargo, fue anímicamente cansado por la situación, por el diagnóstico, por todo lo que teníamos que ver y vivir. No salíamos del hospital".
Luis Pablo estuvo dos años internado. Fue una experiencia muy dura, pero en donde ella recibió un gran apoyo de sus seres queridos que le ayudaban a cuidarlo, la visitaban y le llevaban alimento. "Yo digo que son ángeles (...) Estuve rodeada de gente que Dios mandó para que toda la situación fuera menos difícil".
Abandonarse en Dios
Antes del diagnóstico, ella sentía que tenía todo bajo su control; estaba recién casada, había concebido a su primer hijo y le iba bien en sus negocios.
"Hasta cierto punto, me sentía media intocable porque todo salía bien. Entonces, cuando me empieza a salir mal con la persona que más amaba en el mundo, mi hijo, vi que todo estaba fuera de mi control".
Nayeli se aferró al Señor para sobrevivir a esta situación. Siendo una persona que siempre buscaba la solución para todo lo que surgía en su vida, en este caso tenía que abandonarse totalmente en Él. Fue un tiempo de muchas pruebas en el que tuvo que entregar todo de sí a Dios y entender sus planes a pesar de las circunstancias.
Luis Pablo, un precioso niño que vino a iluminar, no solo a su familia, sino a todas las personas que lo rodearon, falleció en mayo del 2015. Tuvo una vida llena amor por una familia que hizo todo lo posible para protegerlo.
"Cuando yo regresé [a Saltillo], estaba perdida, ya no me hallaba en ningún lado porque estuve mucho tiempo allá en el hospital, que era mi vida. Entonces, dije 'ahora quién soy, ya no está mi hijo'. Me llegó una soledad y en esa soledad llegó también un gran acompañamiento de Dios, yo me pegué mucho a Él.”
Nayeli, a partir de esa experiencia, ha crecido espiritualmente y personalmente. Escribió el libro Todo va a estar bien con las vivencias que tuvo con su hijo Luis Pablo, en donde menciona cómo el dolor de haber perdido un hijo también le ha enseñado lecciones invaluables sobre cómo vivir realmente la vida, agradeciendo por todos los obsequios que obtenemos diariamente. Este dolor que se vive es sabiduría y si lo sabes vivir, puedes aprender muchas cosas de ello. Y aunque ya pasaron 10 años, sigue aprendiendo de ese momento.
"Gracias a Luis Pablo siento que vivo realmente. Si él no hubiera estado en mi vida, yo hubiera seguido en donde estaba, entonces realmente es un parteaguas en mi vida espiritual y en mi confianza en Dios".
Fundación Luchando por los Niños Pequeños
Nayeli ayuda, a través de su fundación, a niños con cáncer de bajos recursos. La idea de la asociación surgió cuando aún vivía Luis Pablo. Unos amigos suyos se encargaron del tema legal cuando ella estaba aún en el hospital.
“Cuando mi hijo falleció, en su Misa, me acuerdo que subí al altar para dar gracias y decirle 'tú ya cumpliste tu misión, ahora ayúdame a cumplir la mía para vernos pronto'. Saliendo de ahí llegaron mis compadres con el acta constitutiva de la fundación. Yo todavía no quería empezar porque estaba desolada. Una de mis amigas llega y me dice 'yo me encargo, vamos a hacer el primer evento, yo muevo redes, no te apures'”.
El primer evento fue una “piñata para Luis Pablo” que se celebró el mismo día que su cumpleaños, el 29 de octubre del 2015. Fue una feria llena de diversión para los niños, en donde recaudaron fondos para el primer programa que hubo en la asociación, que fue hacer una despensa.
Nayeli notó que los niños no recibían una dieta adecuada por el elevado costo de los alimentos. Así que junto con la ayuda de una nutrióloga, diseñaron despensas especializadas para los niños.
Ahora, después de 10 años, la fundación cuenta con más de diez programas para apoyar a los niños y a sus familias a través de trasplantes de médula, quimioterapias, medicamentos, tratamientos, transporte, apoyo psicológico, ludotecas que están implementando en hospitales, entre otros.
Ella indicó que el nivel de sobrevivencia en México es de un 55%. En su fundación es del 89%, lo que es un logro favorable para los niños que están viviendo esta enfermedad.
"Aquí no hay un no por respuesta, porque la vida le está dando muchos no, aquí tenemos que hacer posibilidad, tenemos que hacer esperanza".
Décimo aniversario de la fundación
Este año cumple 10 años la fundación que ha ayudado a miles de niños a recibir una mejor atención y cuidado en sus tratamientos. Su meta es poder llegar a más niños, más hospitales y dar más acompañamiento a los padres que han perdido a sus hijos.
El dolor que vivió Nayeli lo ha cambiado todo. Cada día obtiene nuevas enseñanzas que transmitirá a sus hijos, así como, trabaja para que más niños reciban el cuidado que necesitan y merecen.
"No es lo mismo vivir el dolor sola, qué acompañada, y cuando ese acompañamiento nos lo da Dios, hace que el dolor sea trascendental".