Jesús "es la Puerta de la vida, la esperanza que no defrauda, el Evangelio que salva", declaró el Papa Francisco al abrir la segunda Puerta Santa del Jubileo 2025 el 26 de diciembre de 2024 en la cárcel de Rebibbia, en el noreste de Roma. El Papa, de 88 años, que ha realizado numerosas visitas a prisiones desde el inicio de su pontificado, consiguió levantarse y dar unos pasos para atravesar simbólicamente la puerta. El 24 de diciembre, cuando atravesó la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, permaneció en su silla de ruedas.
Ataviado con una casulla roja el 26 de diciembre, fecha de la conmemoración litúrgica del martirio de san Esteban, el Papa Francisco atravesó esta segunda Puerta Santa, instalada en una cárcel, hacia las 8:50 horas, signo de la atención especial que presta a los más marginados.
"Que la apertura de esta Puerta Santa sea para todos nosotros una invitación a mirar al futuro con esperanza", dijo antes de proceder al rito de apertura de la puerta.
Improvisando algunas palabras más para explicar su gesto, Francisco explicó que "quería que esta segunda Puerta Santa estuviera aquí, en una cárcel. Quería que cada uno de nosotros, todos los que estamos aquí, dentro y fuera, tuviéramos la posibilidad de abrir las puertas de nuestro corazón y comprender que la esperanza no defrauda", insistió, con voz tónica.
Acompañado por monseñor Benoni Ambarus, obispo auxiliar de la diócesis de Roma, el Papa se levantó a continuación, llamó simbólicamente a una puerta de la Puerta Santa y la abrió y cruzó simbólicamente dando unos pasos, antes de que un asistente le devolviera la silla de ruedas.
A continuación se celebró una Misa en la capilla de la prisión, con una liturgia muy sencilla en la que participaron tanto los reclusos como los guardias. Asistieron unas 300 personas en el interior y 300 en el exterior. El Papa Francisco no pronunció la homilía prevista, sino que improvisó una breve meditación sobre el sentido de este rito de apertura, cuyo significado es "abrir los corazones para crear fraternidad", explicó.
El Papa reconoció que "en los malos momentos, podemos pensar que todo ha terminado", pero insistió en que "la esperanza nunca defrauda". Invitó a acercarse a la esperanza como "un ancla a la que agarrarse, tendiendo una cuerda. Aunque esa cuerda te duela en las manos, tienes que mirar hacia la orilla". Siempre hay algo que nos mantiene en pie".
Abrir las puertas de tu corazón
El Papa se dirigió a los presos, insistiendo en la imagen de "ventanas abiertas, puertas abiertas, especialmente la puerta del corazón. Cuando el corazón está cerrado, duro como una roca, se olvida la ternura", advirtió.
"Abrid las puertas del corazón", pidió el Papa, explicando que la Puerta Santa que acababa de abrir era una señal en este sentido. "Cada uno sabe dónde está la puerta cerrada o medio cerrada", remarcó, antes de desear a los reclusos y al personal penitenciario "un buen Jubileo, con mucha paz". "Rezo por vosotros todos los días", dijo el Papa Francisco, que concluyó su breve homilía con un aplauso.
Tras la celebración de la Misa -el Papa Francisco dejó al arzobispo Ambarus presidir la plegaria eucarística en el altar-, cada uno de los participantes pudo saludar personalmente al pontífice. Los presos, hombres y mujeres, le entregaron varios regalos. La administración penitenciaria le obsequió con un marco que representaba a Cristo, realizado por un antiguo funcionario de la policía penitenciaria.
"¡Os deseo un feliz año nuevo! Que este nuevo año sea mejor que el anterior", deseó al término de la reunión, antes de dirigir sus pensamientos a los presos que habían permanecido en sus celdas. Concluyó deseando a todos los presos que mantuvieran siempre "las manos aferradas al ancla" de la esperanza.
Los propios presos habían pedido esta presencia simbólica de una Puerta Santa en la cárcel. El 14 de diciembre de 2025 se celebrará también un Jubileo de los Presos. Por el momento, este será el último encuentro temático programado en el marco del Año Santo.
