Puede ser tentador pensar que si no estamos haciendo algo activamente en la Misa, no estamos "participando" en lo que está ocurriendo. Sin embargo, la Iglesia se mantiene firme en su creencia de que todos participan en la Misa, aunque esa participación sea desde los bancos.
Todo el Cuerpo de Cristo participa
El Catecismo de la Iglesia Católica explica que todo el Cuerpo de Cristo participa en cada liturgia.
"Es toda la comunidad, el Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza, la que celebra. 'Los servicios litúrgicos no son funciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia que es sacramento de unidad, es decir, el pueblo santo unido y organizado bajo la autoridad de los obispos. Por tanto, los servicios litúrgicos pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia. Lo manifiestan y tienen efectos sobre él. Pero tocan a los miembros individuales de la Iglesia de diferentes maneras, dependiendo de sus órdenes, su papel en los servicios litúrgicos y su participación real en ellos".
Sin embargo, esto no significa que todos participen de la misma manera, o que sean llamados a la misma función.
"Pero 'no todos los miembros tienen la misma función'. Ciertos miembros son llamados por Dios, en y a través de la Iglesia, a un servicio especial de la comunidad. Estos servidores son elegidos y consagrados por el sacramento del Orden, por el que el Espíritu Santo les capacita para actuar en la persona de Cristo cabeza, al servicio de todos los miembros de la Iglesia. El ministro ordenado es, por así decirlo, un "icono" de Cristo sacerdote. Puesto que es en la Eucaristía donde el sacramento de la Iglesia se hace plenamente visible, es en su presidencia de la Eucaristía donde el ministerio del obispo es más evidente, así como, en comunión con él, el ministerio de los presbíteros y diáconos.
Cada uno según su función
Es importante saber que el Espíritu Santo actúa a través de todos, no solo del sacerdote, y que cada uno de nosotros está llamado a participar a su manera.
"Así, en la celebración de los sacramentos, toda la asamblea es 'liturgo', cada cual según su función, pero en "la unidad del Espíritu" que actúa en todos. 'En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y solo aquello que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas'".
No tenemos que servir o leer una lectura para participar en la Misa. Nuestra presencia y participación espiritual nos permite unirnos al Cuerpo de Cristo y elevar nuestros corazones a Dios en alabanza.