En el vuelo de regreso de la JMJ de Río en 2013, al ser preguntado por la cartera negra que llevaba al subir al avión y que había intrigado a los periodistas, el Papa Francisco respondió bromeando que no contenía "la llave de la bomba atómica", sino "un libro sobre santa Teresa del Niño Jesús, de la que soy devoto".
La monja normanda, a la que el Papa llama cariñosamente "Teresita" -la pequeña Teresa-, es su vínculo más estrecho con los escritores espirituales franceses. Hace un año, el 15 de octubre de 2023, el Papa argentino le dedicó una exhortación apostólica, con un título en francés: C'est la confiance. En ella, el Papa destacaba "la luz y el amor extraordinarios" difundidos por esta monja del siglo XIX, que murió a los 24 años en 1897 y fue proclamada Doctora de la Iglesia por Juan Pablo II 100 años después.
"Teresa es testigo de la victoria definitiva de Jesús sobre todas las fuerzas del mal a través de su pasión, muerte y resurrección", insiste Francisco en este texto tan profundo, que ha pasado relativamente desapercibido en el contexto del Sínodo y la saturación de noticias internacionales.
"En una época en la que los seres humanos están obsesionados por la grandeza y las nuevas formas de poder", Santa Teresa de Lisieux "muestra el camino de la pequeñez", subraya el Papa Francisco, planteando muy bien esta paradójica noción de "pequeña grandeza".
El Papa Francisco, discípulo de Charles de Foucauld
Esta noción de pequeñez se encuentra también en el otro gran santo francés mencionado a menudo por el actual pontífice: Charles de Foucauld (1858-1916), a quien canonizó el 15 de mayo de 2022.
El eremita francés fue el artífice de un nuevo enfoque del diálogo con los musulmanes, e inspiró en gran medida la anterior encíclica de Francisco, Fratelli tutti, publicada en otoño de 2020, en el triste contexto de la pandemia del Covid-19 y el segundo encierro.
El texto se abre con una referencia a san Francisco de Asís y concluye con una oración de Charles de Foucauld, de quien el Papa recuerda que "orientó el deseo de donación total de su persona a Dios hacia la identificación con los últimos, los abandonados, en el fondo del desierto africano".
En un mundo cada vez más polarizado entre ricos y pobres, Francisco recuerda que "solo identificándose con los últimos pudo hacerse hermano de todos". Que Dios inspire este sueño en cada uno de nosotros", exhorta.
San Francisco de Sales
Otra figura francesa apreciada por el Papa Francisco es san Francisco de Sales, a quien dedicó una carta apostólica, Totum amoris est, publicada el 28 de diciembre de 2022.
"Para san Francisco de Sales, no había mejor lugar para encontrar a Dios, y para ayudar a buscarlo, que en el corazón de cada hombre y mujer de su tiempo. Lo había aprendido observándose atentamente a sí mismo desde muy joven y escrutando el corazón humano", insiste en este texto.
El vínculo del Papa con la espiritualidad francesa también incluye autores que estudió como parte de su formación como jesuita, como Henri de Lubac (1896-1991) y Michel de Certeau (1925-1986), así como autores más antiguos y menos conocidos como Louis Lallemant (1558-1635), Jean-Joseph Surin (1600-1665) y Jean-Pierre de Caussade (1675-1751). De sus escritos extrajo elementos para la reflexión sobre el discernimiento espiritual, que alimentaron su vida de religioso de forma crítica respecto a ciertas formas de ascetismo, sin negar la necesaria radicalidad de todo compromiso espiritual.
Una devoción francesa extendida a todo el mundo
Con su nueva encíclica Dilexit nos, dedicada al "amor humano y divino del Corazón de Jesucristo", el Papa Francisco vuelva a referirse a figuras francesas. Fue desde Francia donde se popularizó la devoción al Sagrado Corazón en el siglo XVII por los franceses San Juan Eudes y luego Santa Margarita María Alacoque, tras una aparición en Paray-le-Monial, en Borgoña. El director espiritual de Santa Margarita María, Claude La Colombière, era jesuita.
Al anunciar el pasado mes de junio la publicación este otoño de un documento sobre este tema, el Papa precisó que esta iniciativa se inscribía en un ciclo de celebraciones dedicadas a esta forma tradicional de devoción, que se abrió el 27 de diciembre de 2023, "en el 350 aniversario de la primera manifestación del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque". Estos 18 meses de festividades concluirán el 27 de junio de 2025.