Cuatro monjas italianas, que catalogaron casi medio millón de cuerpos celestes, tienen ahora sus nombres grabados en el cielo. Cada una de las hermanas, de la comunidad Suore di Maria Bambina, tiene ahora un asteroide con su nombre, uniéndose así a una larga lista de astrónomos religiosos -en su mayoría jesuitas- que han recibido tal honor.
Según Katholisch, las monjas en cuestión son las hnas. Concetta Finardi (1896-1975), Luigia Panceri (1893-1982), Emilia Ponzoni (1883-1950) y Regina Colombo (1885-1953).
Aunque las monjas habían ingresado en una orden de enfermería, el equipo de cuatro miembros fue reunido en 1909 por el sacerdote jesuita P. John Hagen, que dirigía el observatorio de la Universidad de Georgetown.
El padre Hagan se puso en contacto con las monjas al enterarse de que otros observatorios de la época empleaban principalmente a mujeres para cartografiar los cielos. Necesitaba trabajadoras con "vista normal, paciencia y aptitud para el trabajo metódico y mecánico", y esto convenía a las hermanas, ya que todas se habían preparado para trabajar como enfermeras.
Comenzaron sus trabajos astronómicos en 1910, pero en 1921 el equipo ya había registrado el brillo y la posición de 481 mil 215 cuerpos celestes. Sus descubrimientos fueron tan vastos que necesitaron un catálogo de 10 volúmenes para publicarlos.
Sus asteroides se denominan oficialmente "(709193) Concettafinardi", "(714305) Panceri", "(627981) Ponzoni" y "(634659) Colombo". También había un quinto asteroide con el nombre del sacerdote jesuita, P. Gabriele Gionti, nacido en 1967, que trabaja en el Observatorio Vaticano, llamado "(611494) Gionti".
Los cinco asteroides fueron descubiertos en el Observatorio del Monte Graham, en Estados Unidos, dependiente del Observatorio Vaticano. Con el nombre de "Gionti", el número de cuerpos celestes bautizados con nombres de jesuitas asciende a 41, el mayor de todas las órdenes religiosas.
El nombramiento de un asteroide es un proceso de muchos pasos, que comienza con la observación del mismo cuerpo celeste en dos noches consecutivas. A continuación, puede presentarse al Centro de Planetas Menores de la UAI, que emite un número de identificación temporal. El número no se convierte en permanente hasta que se confirma que se trata de un nuevo descubrimiento y se puede determinar su órbita exacta.
Sin embargo, el nombre del cuerpo no depende de la primera persona que lo descubra, sino de la que haya proporcionado los datos para calcular su órbita.