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Ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos: la polémica no cesa y ahora divide

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Philippe Katerine grimé en Dionysos lors de la cérémonie d'ouverture des JO de Paris, 26 juillet 2024.

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Agnès Pinard Legry - publicado el 30/07/24
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Lejos de remitir, la polémica suscitada por algunas escenas de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París, el 26 de julio, continúa y divide a los católicos

Anunciada como grandiosa y espectacular, la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 celebrada a orillas del Sena el viernes 26 de julio lo fue en muchos aspectos, dejando tras de sí imágenes inolvidables de la Ciudad de la Luz. Pero también dejó tras de sí una polémica que, lejos de amainar, sigue dividiendo a los católicos.

Thomas Jolly, director artístico de la ceremonia, dividió el espectáculo en doce retablos: "Encantado", "Sincronicidad", "Libertad" y "Festividad". Fue este cuadro el que provocó más tensión. En el centro, Leslie Barbara Butch, DJ feminista y activista LGBTQ+, con un halo dorado que recuerda a Jesucristo, junto a una docena de drag queens, sentadas como los doce apóstoles de Jesús. Esta parodia de la obra maestra de Leonardo da Vinci que representa la Última Cena, la última comida de Cristo antes de su muerte, escandalizó y molestó a muchas personas en todo el mundo, católicos en particular.

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Al día siguiente de la ceremonia, la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) reaccionó deplorando "las escenas de escarnio y burla del cristianismo". Numerosos obispos y sacerdotes franceses y extranjeros siguieron su ejemplo, pidiendo gestos de reparación en forma de Misas, ayunos y oraciones. Pero también de particulares, anónimos e influyentes, que lo consideraron una ofensa y una herida profunda.

Al día siguiente de la ceremonia, Thomas Jolly llegó a negar haberse "inspirado" en la Última Cena. No fue "mi inspiración", respondió. "Creo que estaba bastante claro, ahí está Dionisio llegando a esta mesa. Está ahí porque es el dios de la fiesta (...), del vino, y padre de Sequana, la diosa vinculada al río". "La idea era más bien tener una gran fiesta pagana vinculada a los dioses del Olimpo... Olimpo... Olimpismo", prosigue.

Una disculpa no apagó la polémica

Las redes sociales se llenaron de comentarios que afirmaban que, en realidad, se trataba de una escena inspirada en "El festín de los dioses", un cuadro de Jan Harmensz van Bijlert conservado en el Museo Magnin de Dijon.

"Cuando vi las imágenes de la ceremonia de apertura, no pensé directamente en la Fiesta de los Dioses", declaró a France 3 Hélène Isnard, documentalista del Museo Magnin de Dijon, confirmando que ningún miembro del equipo organizador de la ceremonia se había puesto en contacto con ella.

A continuación, Anne Descamps, directora de comunicación de París 2024, pidió disculpas: "Evidentemente, nuestra intención no era faltar al respeto a ningún grupo religioso. Al contrario, nuestra intención era mostrar tolerancia y comunión. Si la gente se sintió ofendida, pedimos disculpas".

"Crecí en la religión cristiana, y lo más hermoso de esta fe es la idea del perdón", declaró Philippe Katerine en una entrevista a Le Monde. Interpretando a Dionisio en medio de la Última Cena, el cantante apareció casi desnudo y con el cuerpo pintado de azul ante más de mil millones de telespectadores de todo el mundo. "Siento si he podido dejar pasar un malentendido, si he podido escandalizar a la gente. Lo siento mucho. Creo que el perdón puede ser mutuo".

La polémica podría haber terminado con el inicio de las pruebas olímpicas. Pero no fue así. Desde la noche del 26 de julio, cristianos y católicos están divididos. Algunos lo ven como una profunda ofensa que merece una postura firme, porque no, no se puede divertir, burlarse y herir de esta manera, especialmente durante un evento que se supone que es un gran momento de comunión nacional y mundial.

En las redes sociales circula desde hace varios días una imagen que muestra los anillos olímpicos cubiertos con una cruz negra con la leyenda "Mi fe no es un juego".

Entrevistado por Le Figaro, monseñor Patrick Chauvet, párroco de La Madeleine, también comentó la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos: "Es un poco triste, pero está en las Bienaventuranzas: 'Alegraos si sois perseguidos por mi causa'". El padre Geoffroy de la Tousche, sacerdote de la diócesis de Rouen, también trató de atemperar la situación en un vídeo colgado en las redes sociales: "Mientras la gente sea capaz de utilizar los puntos de referencia esenciales de la fe católica para burlarse de ellos, eso significa que siempre seremos fuertes puntos de referencia de valor, fe y esperanza en nuestra sociedad francesa y mundial".

Del habla hispana, monseñor Munilla invitó a realizar diferentes actos de reparación por el "triste hecho" que aconteció. Del otro lado del mundo, en México, el cardenal José Francisco Robles, de Guadalajara, calificó esta escena como penosa, triste y ofensiva para la fe. "Se hizo burla del que es para nosotros el sacramento más grande de lo que creemos, el momento de la Última Cena, en el que Jesús nos heredó su presencia amorosa y salvadora para siempre".

Además, declaró que esta es una oportunidad para que "los cristianos profundicemos y valoremos el gran tesoro que es nuestra fe en la Eucaristía" y para que encomendemos a los no creyentes y los atraigamos, con nuestra forma de vivir, a la vida de la fe en Jesucristo.

Las divisiones son el arma del diablo para destruir la Iglesia desde dentro

Lo que ha surgido en los últimos días es una profunda división entre los cristianos. Pero quizá todo el mundo debería recordar que la división es la principal táctica del diablo. De hecho, la palabra "diablo" proviene de una palabra griega que significa "el que divide".

"Las divisiones son el arma que mejor posee el diablo para destruir la Iglesia desde dentro", nos recordaba el Papa Francisco en 2016. "Por favor, luchad contra las divisiones, porque es una de las armas que posee el diablo para destruir la Iglesia local y la Iglesia universal".

Una división que requiere una gran vigilancia. "Comprendo perfectamente que algunos cristianos se hayan podido sentir ofendidos", dijo el cardenal François-Xavier Bustillo a France Bleu RCFM. "Si nos fijamos en la ceremonia olímpica, no estamos aquí para la polémica, sino para un momento simbólico. Es un momento en el que buscamos la unidad. Dejamos a un lado todas nuestras tensiones, polémicas, políticas, etc., e intentamos destacar lo que une a la gente".

El cardenal prosiguió: "He visto que muchos sacerdotes y muchas personas han reaccionado, a veces moderadamente, a veces desproporcionadamente, a esta polémica que, en mi opinión, ha sido gratuita e inoportuna. Personalmente, creo que es algo bueno y también creo que es importante estar vigilantes". Antes de concluir: "No es sano vivir e instalarse en polémicas incesantes".

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