Capadocia (Turquía), una región famosa por sus paisajes de otro mundo y sus singulares formaciones rocosas, alberga también un laberinto de antiguas ciudades subterráneas que sirvieron de santuario a los primeros cristianos en tiempos de persecución. Entre estas maravillas subterráneas, Derinkuyu, Kaymakli y Matiate destacan por su importancia histórica y su intrincada arquitectura.
Derinkuyu: Un colosal refugio subterráneo
Derinkuyu, la mayor ciudad subterránea excavada en Turquía, se extiende a una profundidad de aproximadamente 85 metros y podría albergar hasta 20 mil personas, junto con su ganado y provisiones.
Redescubierta en 1963, esta ciudad de varios niveles cuenta con numerosas instalaciones, como prensas de vino y aceite, establos, bodegas, almacenes, capillas y otros espacios litúrgicos. Derinkuyu cuenta con una gran sala con bóveda de cañón que, según se cree, se utilizaba como escuela religiosa, un espacio donde los catecúmenos podían recibir una formación adecuada mientras se ocultaban de las autoridades hostiles.
Una serie de escaleras verticales conectan los niveles tercero y cuarto con otra iglesia en el quinto, subrayando el papel de la ciudad como refugio espiritual para los cristianos que huían de la persecución.
Kaymakli: Un puerto conectado
Kaymakli, conectada a Derinkuyu por un túnel de ocho kilómetros, es otra notable ciudad subterránea. Este complejo es conocido por su extensa red de túneles y salas que se utilizaban tanto con fines residenciales como religiosos.
Los habitantes de Kaymakli ampliaron sus espacios vitales verticalmente, creando una comunidad de varios niveles que podía sellarse con grandes puertas de piedra rodante, lo que garantizaba su protección frente a los invasores. En tiempos de luchas religiosas, Kaymakli sirvió de refugio a las comunidades cristianas, protegiendo su fe y su modo de vida.
Matiate: El nuevo descubrimiento
Aunque menos conocida, Matiate añade otra capa a las ciudades subterráneas de Capadocia. Recientes excavaciones han revelado su importancia como refugio y lugar de culto para los primeros cristianos.
Al igual que Derinkuyu y Kaymakli, el intrincado diseño y la estratégica construcción de Matiate ofrecían a sus habitantes seguridad y un sentimiento de comunidad en tiempos de persecución, lo que subraya el papel vital que desempeñaron estos santuarios subterráneos en la supervivencia de la primitiva fe cristiana.
Una historia de supervivencia
Los orígenes de estas ciudades subterráneas se remontan a los siglos VIII-VII a.C., excavadas por primera vez por los frigios. Con el tiempo, especialmente durante la época bizantina, estos refugios subterráneos se ampliaron y fortificaron para protegerse de las invasiones árabo-musulmanas.
Los habitantes cristianos siguieron utilizando estas ciudades como refugio durante las invasiones mongolas del siglo XIV y, más tarde, durante los periodos de dominio otomano, cuando los cristianos buscaron refugio de los gobernantes musulmanes turcos.
Redescubrimiento y conservación modernos
Las ciudades subterráneas de Capadocia cayeron en el olvido hasta su redescubrimiento en el siglo XX. Derinkuyu, descubierta en 1963 cuando un residente local halló una sala oculta tras un muro, pronto se convirtió en foco de interés arqueológico. Hoy en día, aproximadamente la mitad de Derinkuyu está abierta a los visitantes, ofreciendo un viaje único a través de la historia.
Para los viajeros modernos, explorar Derinkuyu, Kaymakli y Matiate es algo más que visitar ruinas antiguas. Es una peregrinación al corazón de la resistencia y el ingenio cristianos, con el impresionante telón de fondo de las maravillas geológicas de Capadocia.
Ya sea usted un entusiasta de la historia, un buscador espiritual o un aventurero cristiano, estas ciudades subterráneas ofrecen una experiencia inolvidable que pone de relieve el espíritu indomable de las comunidades cristianas que encontraron refugio y consuelo en estos santuarios subterráneos durante tiempos tumultuosos.