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"Nada es tan indispensable en educación –no solo para el maestro, sino también para los alumnos– como el respeto mutuo". Son palabras de san Marcelino Champagnat, fundador de la congregación de los Hermanos Maristas.
"Todos queréis, exigís incluso, que vuestros niños os respeten, porque estáis convencidos de que no podríais educar a quien os niegue ese derecho -reconocía-. Pues bien, también os resultará imposible educar debidamente a un niño, si no lo respetáis".
En su biografía, aparecen 8 razones por las que este gran pedagogo consideraba tan importante respetar a los niños.
1.º Porque queréis que él os respete también. En esto, como en todo, debéis cumplir primero lo que exigís a los demás.
2.º Porque el niño es semejante a vosotros; porque es como vosotros, hijo de Dios, miembro de Jesucristo y templo del Espíritu Santo.
3.º Porque es inocente, y la inocencia y la virtud son las cosas más dignas de nuestro respeto y veneración.
4.ºPorque solo por el respeto que le manifestéis y los buenos modales que empleéis con él conseguiréis su aprecio, confianza y afecto.
5.º Porque el respeto que le profeséis lo ayudará a cumplir su deber y a evitar la mayor parte de las faltas propias de su edad o inmadurez.
6.º Porque ese mismo respeto es para vosotros salvaguardia de vuestra virtud, baluarte que os protegerá de vuestra propia debilidad y de los peligros que podáis encontrar en la enseñanza y en vuestra relación con los niños.
7.º Porque ese respeto es el mejor freno para dominaros y serenaros en los momentos de enfado e irritación, y, por consiguiente, el medio más eficaz para evitar los malos tratos y los castigos o correcciones injustas o demasiado rigurosas.
8.º Porque sin ese respeto y sin la serena prudencia que deben guiaros siempre, el decoro, las atenciones, la afabilidad, mansedumbre y amabilidad que debéis usar con los niños, se convertirían en adulación ruin y culpable que os envilecería y os merecería su desprecio.
¿Cómo educar bien?
¿Cómo ganarse el respeto y ayudar a los niños a crecer en todos los sentidos? El Padre Champagnat tenía una respuesta esencial: "para educar a los niños, hay que amarlos".
También ofreció muchos consejos para ganarse el respeto y educar bien, como estos 3 que aparecen en el libro "Sentencias, enseñanzas, avisos e instrucciones":
1.º Ser siempre corteses con los niños y educarlos en los buenos modales más con el ejemplo que con las palabras.
2.º Aplazar hasta el día siguiente el castigo de las faltas graves para que la corrección se haga con serenidad y justicia, caridad e indulgencia.
3.º Levantar el corazón a Dios cuando tenga que castigar a los niños, llamarles la atención o reprenderlos.
Todas sus enseñanzas estaban coronadas por la fe: "Las instrucciones más impresionantes y mejor preparadas no producen ningún efecto duradero si Dios no habla al corazón", advertía.
"Sólo la gracia puede conmoveros, producir en vosotros sentimientos de compunción y convertiros", aseguraba, invitando a orar para educar bien.
Y añadía: "el grado de esperanza es la medida de las gracias que vamos a recibir; gracias que Dios nos da siempre en proporción a la confianza que en Él depositamos".