A lo largo del año litúrgico, los santos son honrados en días específicos y suelen ser mencionados por su nombre en las Misas diarias. El sacerdote puede llevar vestiduras rojas si el santo honrado es un mártir.
Sin embargo, durante la Cuaresma, la mayoría de las fiestas que honran a los santos desaparecen del calendario, y puede que ni siquiera se mencione al santo en Misa. Esto se debe a que la mayoría de las fiestas de los santos son lo que se conoce como conmemoraciones opcionales, que tienen una prioridad menor que los días de Cuaresma.
Qué dicen los documentos de la Iglesia
La Instrucción General del Misal Romano explica esta regla para la Cuaresma:
[En] las ferias de Cuaresma, excepto el Miércoles de Ceniza, y en las ferias de Semana Santa, se dice la Misa del día litúrgico correspondiente; y de la memoria quizás inscrita en el calendario general, puede tomarse la colecta, con tal de que no coincida con el Miércoles de Ceniza o con una de las ferias de Semana Santa. En las ferias del Tiempo Pascual las memorias de los Santos pueden celebrarse ritualmente íntegras.
Esto significa que el sacerdote viste de morado casi todos los días de Cuaresma y que solo en la oración inicial se menciona la festividad del santo, pero incluso eso es opcional.
También existen las excepciones
Hay algunas excepciones para las fiestas que se celebran en el rango litúrgico superior de solemnidad, como la Solemnidad de san José, el 19 de marzo, y la Solemnidad de la Anunciación del Señor, el 25 de marzo.
En la Iglesia occidental, la solemnidad de la Anunciación se traslada al primer día abierto tras la Octava de Pascua si el 25 de marzo cae en Semana Santa, como este año, que se celebrará el lunes 8 de abril.
Técnicamente, incluso el día de san Patricio es una conmemoración opcional, aunque en algunos lugares (como Irlanda) tiene rango de solemnidad y se celebra como tal.
Básicamente, se necesita un poco más de intención para observar u honrar a los santos durante la Cuaresma, ya que la estación penitencial ocupa un lugar central, llamándonos a una vida de oración, ayuno y limosna.