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"¿Se prepara Roma para convertirse en una ciudad de esperanza durante el Año Santo?", se preguntó el Papa Francisco en su último discurso de 2023, durante las primeras Vísperas de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, celebradas a última hora de la tarde en la Basílica de San Pedro. Con vistas al Jubileo de 2025, el Papa Francisco afirmó que 2024 será "todo un año dedicado a la oración". Alrededor de 6 mil 500 personas participaron en esta última liturgia de 2023.
En su homilía, el Papa Francisco explicó que este Te Deum que marca el final del año civil rezuma la atmósfera de "alabanza, sorpresa y gratitud", que se ponen de relieve "no por la majestuosidad de la basílica, no por las luces y los cantos", sino por el misterio de la encarnación de Jesús en el seno de María, recordado en los textos de esta solemnidad del 1 de enero.
"Pensemos en la gratitud que debía haber en el corazón de María cuando miraba a Jesús recién nacido", señaló Francisco. "Es una experiencia que solo puede tener una madre y, sin embargo, en ella, en la Madre de Dios, tiene una profundidad única, incomparable", insistió el Papa, señalando el carácter muy concreto de la responsabilidad sin precedentes que recaía sobre los hombros de la Virgen. "María, sola con José, sabe de dónde viene este niño. Sin embargo, ahí está, respirando, llorando, necesitando comer, ser cubierto, ser protegido", subrayó.
Esperanza, no optimismo
Francisco señaló que la actitud de María no era de "optimismo", sino de "esperanza", es decir, de "fe en Dios que es fiel a sus promesas". Desde esta perspectiva se define el tema del Jubileo de 2025: "Peregrinos de la esperanza".
Por ello, Francisco exhorta a "la comunidad eclesial y civil" de Roma a hacer de ella "una ciudad de esperanza" mediante "un testimonio que, más que en los acontecimientos, consiste en el estilo de vida, en la calidad ética y espiritual de la vida en común". En una ciudad marcada por una crisis recurrente en la política de transportes y en la recogida de basuras, el Papa invitó a todos a trabajar "para que esta ciudad sea un signo de esperanza para quienes viven en ella y para quienes la visitan".
Haciendo un llamamiento para que turistas y peregrinos sean bien recibidos en el Vaticano, el Papa pasó también la estafeta a las autoridades municipales. "El encanto del centro histórico de Roma es eterno y universal, pero también debe ser accesible a las personas mayores o con discapacidades motrices, y es necesario que la 'gran belleza' vaya acompañada de un decoro sencillo y de una funcionalidad normal en los lugares y situaciones de la vida ordinaria y cotidiana. Porque una ciudad más habitable para sus habitantes es también más acogedora para todos", insistió el Papa, en presencia del alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, a quien saludó personalmente al final de la celebración.
El Papa, de 87 años, que parecía estar en buena forma, participó en un mini paseo, bajando y subiendo en silla de ruedas por la nave central de la basílica de San Pedro. A continuación, se dirigió a la plaza de San Pedro para saludar a los fieles reunidos en torno al belén, pasando unos minutos en silla de ruedas cerca de una multitud que este año era más bien escasa, tras las fuertes lluvias caídas en el último día de 2023 en Roma.