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¡Motiva a tus hijos a dejar el purgatorio vacío!

Un enfant qui prie
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Mar Dorrio - publicado el 25/11/23
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Hasta el 30 de Noviembre la Iglesia nos pide que prestemos especial atención a las benditas almas del purgatorio; y si hay alguien capaz de entender eso son los niños

Las agencias de viajes tienen muy claro que, cuantas más fotos de un país vean los posibles viajeros, más probabilidades habrá de que elijan ese lugar como destino de vacaciones. La tentación aumenta cuando se les invita a soñar con situaciones concretas: un chocolate caliente al lado de una chimenea, un cóctel a pie de playa. Estas propuestas les hacen volar sensorialmente hacia el destino que se quiere que elijan. Así se consigue que identifiquen esos momentos con la plena felicidad.

La descrita es una buena estrategia que nosotros deberíamos imitar, hablando más a menudo del Cielo a los más pequeños de la casa. Deberíamos invitarles a soñar con ese Cielo también en situaciones concretas. Por ejemplo, con la pregunta: "¿Cómo será la primera Navidad cuando ya estemos todos en nuestra casa definitiva?".

Y deberíamos mostrarles la muerte como esa sala de espera que nos encontramos antes de embarcar: un poco triste, un poco desangelada, con olor a despedida; pero en la que la estancia dura un instante insignificante comparado con lo que realmente vale la pena, con lo que va a suceder inmediatamente después.

El purgatorio

Soñar con el Cielo implica asumir el purgatorio: es el lugar al que necesitas ir para estar a gusto en la fiesta eterna; un lugar para limpiar, quitar esa ropa sucia, peinarte, echarte colonia y entrar seguro de estar correctamente presentable. El purgatorio es un lugar al que las almas saben que necesitan ir, pero del que están deseando salir, deseando verse lo suficientemente guapos y limpios para poder acudir a esa fiesta que les espera. Las almas que están allí no pueden acelerar el proceso, pero nosotros sí. Tenemos que conseguir que los pequeños de la casa conozcan ese superpoder y se reconozcan poseedores del mismo.

Desde que son pequeños, tenemos que invitarlos a soñar, también aquí, en la tierra, con situaciones concretas. Por ejemplo: "Si te levantas en cuanto te despierta mamá, puedes sacar a un alma del purgatorio" o "Si comes la comida sin protestar, aunque no te guste, puedes ayudar a acortar el tiempo de otra alma del purgatorio"; "Cuando recoges la ropa y no la dejas de cualquier manera…".

Lo único que hay que hacer: ofrecer

De lo único que tienes que acordarte es de ofrecer lo que te cueste por las benditas ánimas del purgatorio. Todas las acciones que ocurren en un día, las mejores, las peores, hasta las tristes, tienen sentido porque las puedes invertir en el banco del Cielo y canjearlas por gracias.

Gracias buenas para ti, para tu familia y, si tú quieres, para que las benditas almas del purgatorio acorten ese tiempo y estén listas cuanto antes para entrar en la fiesta. Recuerda a tus pequeños ese egoísmo disculpable de estas almas que tanto reconocía San Josemaría: ¡Qué no hará por ti un alma del purgatorio cuando, gracias a tu ayuda, ha llegado al Cielo! E invítales a que, entre todos, dejemos vacío el purgatorio.

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