El Evangelio de san Lucas (18, 35-43) hace una narración de un evento singular: un ciego de nacimiento pide con insistencia al Señor que se apiade de él. ¿Qué tenemos que aprender nosotros, a quienes no nos falta ninguno de nuestros cinco sentidos? Que Dios está siempre pendiente de sus hijos.
En el siguiente video encontrarás una reflexión sobre este pasaje bíblico.

