El 20 de mayo, el pontífice encomendó al cardenal italiano la tarea de "encabezar una misión, de acuerdo con la Secretaría de Estado, para contribuir a la relajación de las tensiones en el conflicto de Ucrania". La Santa Sede anunció entonces que las modalidades de esta operación diplomática aún estaban en estudio.
Miembro de la comunidad de Sant'Egidio, una asociación católica comprometida con el diálogo ecuménico y el trabajo por la paz, el cardenal Zuppi, entonces un simple sacerdote, dirigió varias mediaciones en el pasado, especialmente en 1992 en Mozambique, entonces desgarrado por la guerra civil. Posteriormente, ejerció como mediador de Sant'Egidio en Tanzania, Cuba, Kosovo e incluso en el País Vasco en 2017, cuando los etarras decidieron convertirlo en su 'testigo moral' a la hora de tirar las armas.
La comunidad de Sant'Egidio adquirió una importancia significativa bajo el pontificado de Francisco, siendo a veces descrita como un instrumento diplomático paralelo al de la Secretaría de Estado. Según Reuters, la misión encomendada al cardenal italiano de 67 años tiene como objetivo que se reúna por separado con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y el presidente ruso Vladimir Putin.
Los enviados del Papa a Ucrania
Si ningún representante del Papa ha sido recibido en Moscú desde el comienzo del conflicto, el cardenal Zuppi no es el primer representante del Papa en ir a Ucrania. El cardenal Konrad Krajewski, prefecto del dicasterio de la Caridad y capellán del Papa, fue enviado cinco veces por Francisco al país en guerra para llevar equipos médicos y ambulancias.
El Cardenal Michael Czerny, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, también visitó territorio ucraniano por unos momentos desde la frontera húngara en marzo de 2022. Otros cardenales visitaron Ucrania sin encargo del Papa: este es especialmente el caso del Sueco el cardenal Anders Arborelius, que estuvo allí el 1 de junio.
Del 18 al 20 de mayo de 2022, también visitó Ucrania el obispo Paul Richard Gallagher, secretario para las relaciones con los Estados y punta de lanza de la diplomacia pontificia. "Mi visita pretende demostrar la cercanía de la Santa Sede y del papa Francisco con el pueblo ucraniano, a la luz de la agresión de Rusia", dijo en ese momento.
Según una fuente vaticana, la Santa Sede había considerado durante un tiempo una visita del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, pero la rechazó porque podría percibirse como una preparación para un viaje del Papa. Durante los primeros meses del conflicto, este último había manifestado su deseo de acudir tanto a Moscú como a Kiev, antes de abandonar este proyecto ante las reticencias tanto de Ucrania como de Rusia.