Cada año, el 24 de mayo, fiesta litúrgica de la Santísima Virgen María Auxiliadora, particularmente venerada en el Santuario de Sheshan en Shanghái, da lugar a una de las pocas declaraciones públicas del Papa sobre la situación de los católicos en China.
"En esta circunstancia, quiero asegurar mi memoria y expresar mi cercanía a nuestros hermanos y hermanas en China, compartiendo sus alegrías y sus esperanzas", aseguró el Papa Francisco durante sus saludos en italiano al final de la audiencia general.
"Un pensamiento especial va dirigido a todos los que sufren, pastores y fieles, para que en la comunión y solidaridad de la Iglesia universal experimenten consuelo y aliento", dijo el pontífice argentino.
Este llamado se produce en un contexto de aparente estancamiento en las relaciones entre la Santa Sede y la República Popular China, casi cinco años después de la firma del Acuerdo Provisional sobre Nombramientos Episcopales.
"El país decisivo para la misión en Asia"
Varios incidentes han marcado las noticias en los últimos meses. El 26 de noviembre de 2022 se instaló un obispo chino en la diócesis de Jiangxi -provincia no reconocida por Roma- sin que se haya notificado al Vaticano.
En un comunicado de prensa, la Santa Sede había expresado su pesar y amargura, declarando que esperaba que un episodio así no volviera a ocurrir. Pero el 4 de abril de 2023, la Asociación Patriótica de Católicos Chinos anunció el traslado de Monseñor Shen Bin, obispo de Haimen, al frente de la diócesis de Shanghai, sin que el Papa haya dado su consentimiento.
Como muestra de que se mantienen los contactos, la visita a la capital china días después de una delegación encabezada por el obispo de Hong Kong, Monseñor Stephen Chow, permitió abrir "un puente, a nivel diocesano, entre Beijing y Hong Kong”, explicó en una entrevista con La Civiltà Cattolica, una revista de jesuitas italianos considerada un canal semioficial para la diplomacia papal. "La cooperación que hemos acordado, fuertemente deseada por ambas partes, nos da esperanza y determinación para trabajar juntos", dijo.
El Papa también había dedicado a China su reciente catequesis, el 17 de mayo, dedicada a San Francisco Javier, evangelizador de Asia. Este "gran soñador" había entendido que "el país decisivo para la misión en Asia" era China, subrayó Francisco. "También hoy, China es un polo cultural, un gran umbral, una historia muy hermosa", había improvisado el pontífice argentino.
Quizás haciéndose eco de sus propias dificultades, el Papa reconoció que su colega jesuita había fracasado: San Francisco Javier murió a las puertas de China, "en la pequeña isla de Shangchuan, esperando en vano desembarcar en tierra firme, cerca de Cantón”" recordó el Papa Francisco.