David Cueto es sacerdote y actualmente canónigo en el santuario de la Virgen de Covadonga, ubicado en la región de Asturias. Mientras se acerca la JMJ de Lisboa, ha hablado de su vocación, en el marco de la JMJ de Colonia, que tuvo lugar del 16 al 21 de agosto de 2005, cuando era Papa Benedicto XVI.
Es durante una confesión allí que realmente sentirá que Dios existe, y esto pondrá su vida patas arriba.
Aunque David se crió en una familia católica, rápidamente abandonó la fe y la práctica e incluso dice que fue confirmado contra su voluntad.
¿JMJ? Nunca había oído hablar de ella, pero su hermano, que estaba inscrito, le "vendió" el proyecto como una oportunidad para divertirse con jóvenes de todo el mundo.
"En ese momento, no estaba al tanto, pero estaba buscando respuestas a muchas preguntas que tenía. Pero si decido participar en la JMJ, no es por estas cuestiones de fe, sino por gusto, porque mi hermano me describe sólo la parte festiva y lúdica. Como me gusta mucho viajar, entonces creí que sería una oportunidad única", explica en una entrevista publicada en la web de la Diócesis de Asturias.
Aclamando obispos, ¿en serio?
"No sabía absolutamente nada de estas Jornadas Mundiales de la Juventud, nos fuimos de Asturias, estuvo bien, conocí a gente muy divertida, gente buena y generosa. Todos cuidaron de todos. No me sentí juzgado y eso significaba mucho para mí", recuerda.
David Cueto relata entonces, entre risas, escenas que lo dejarán perplejo. "Una vez en Alemania, el ambiente era muy festivo, con millones de jóvenes reunidos, pero aún así era muy tranquilo. Luego tuvimos una reunión con todos los españoles reunidos en torno a sus obispos y, siempre lo recordaré, sucede algo que me llama la atención."
"Hubo un gran alboroto, gritos, banderas, me imaginé que íbamos a asistir a un concierto, pero para nada, la multitud vitoreaba y saludaba a los obispos que llegaban, que eran muchos además. Pensé para mis adentros que no tenía sentido. Aclamando obispos, ¿en serio?"
"Estábamos sentados en el suelo, y al fondo de la sala, podíamos ver a otros sacerdotes. Mi hermano me explicó entonces que estaban allí para escuchar las confesiones y me sentí empujado a acercarme a ellos. Ahí es donde experimenté el cambio, la conversión y la certeza de que hay un Dios."
Así, David confía que si las heridas que lleva dentro de sí aún no han sanado, entonces tiene, sin embargo, la certeza de que Dios existe: "No podía deshacerme de Él porque lo había visto, se me mostró."
Después de la JMJ
De regreso en España, David habla con sus amigos y les confiesa: "No sé qué deciros, solo sé que Dios existe y no lo puedo negar. Ahora tengo que construir mi vida y mi pensamiento en torno a eso porque sucedió, está aquí y parece que no se va a ir".
Se acercó entonces a una parroquia de Oviedo pensando que ese "momento, esta euforia" iba a pasar. Pero no era solo euforia, era el comienzo de una nueva vida.
"Cuando hay una verdad detrás, queda", dice. Se encuentra con sacerdotes, para formarse mejor porque sabe muy poco de religión, y aprecia las muchas discusiones, así como la vida parroquial que también descubre, dándose cuenta de que un cristiano necesita vivir en comunidad. Le fascina la vida de la Iglesia.
¡Ir a la JMJ sin fe es posible!
Con su gran experiencia, el padre David, quien fue ordenado sacerdote el 4 de junio de 2017 en la Catedral de Oviedo, es el primero hoy en motivar a los jóvenes a inscribirse en la JMJ.
Ciertamente, la JMJ implica esfuerzo, cansancio, pero va gente de todos los ámbitos de la vida, y el Señor siempre está ahí, esperando a todos. Son momentos de conversión, de fortalecimiento de la fe, de descubrimiento de una Iglesia universal, y por tanto para él "experiencias eclesiales importantes que vivir y que debemos aprovechar", seas o no creyente.
Sobre estos jóvenes alejados de la fe, prosigue el padre David, "no pierden nada y pueden ganar mucho. Aunque no sean creyentes, pueden comprender un poco la vida de la Iglesia, ver que está llena de gente buena y descubrir también una Iglesia joven. Nadie te juzgará ni te hará preguntas sobre tu grado de fe. Además es una experiencia muy divertida".
Y para los jóvenes católicos que ya tienen una vida cristiana anclada, el padre David también tiene un mensaje:
"Esta es una buena oportunidad para fortalecer su pertenencia a la Iglesia, su comunión con el Papa y conocer muchos movimientos. Es un momento muy fuerte que puede ayudar a fortalecer su experiencia de fe y de Iglesia. Realmente no veo ninguna razón para no ir".