¿Te ocurre igual que a mí? Con cada Cuaresma me hago nuevos propósitos y no siempre los cumplo. Los anoto, los llevo en mi diario. Casi siempre es algo que debo mejorar.
"Ser menos orgulloso, molestarme menos por tonterías, no negar nada a ningún pobre que me pida algo, tratar de hacer algo bueno por alguien todos los días, perdonar de corazón cualquier ofensa que me hagan, pedir perdón por las ofensas que haya cometido…"
Debes aprovechar al máximo la Cuaresma para que dé frutos de eternidad.
Es un tiempo de gracia que Dios te concede para tu conversión personal. Son 40 días que inician el Miércoles de Ceniza, el día que el sacerdote impone cenizas sobre tu frente haciendo la señal de la cruz, recordándote que la vida es muy corta y debes convertirte.
Oración, ayuno y penitencia
Las actividades que no piden son muy claras:
- Oración
- Ayuno
- Penitencia
Es un tiempo propicio para dar limosna, compartir lo que tenemos con los menos afortunados, hacerlo con amor -no por obligación-, porque vemos a Cristo en el pobre, como decía san Alberto Hurtado: "El Pobre es Cristo".
Incluso hasta por nuestro bien personal pues nos dice la Biblia en Tobías 12:
"La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna tendrán larga vida".
El Viacrucis
En esta Cuaresma quiero seguir a Jesús a través del Viacrucis o camino de la cruz. Es tan conocido que hasta aparece en Wikipedia: "Es una de las devociones o prácticas de oración más extendidas entre los católicos".
Nos da muchas gracias espirituales. El mismo Jesús pidió a santa Faustina Kowalska que lo rezara para acompañarlo en sus sufrimientos de la Cruz:
En esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a mi Corazón que está lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante".
¿Te gustaría acompañar a Jesús y rezar el Viacrucis, pero no sabes cómo? Nada pasa, en Aleteia te enseñamos cómo se reza.
No dejes de acompañar a Jesús y dile a menudo que le quieres. A mí me conmueven mucho estas palabras que encuentras en las Sagradas Escrituras: "Muchos quedaron espantados al verlo, pues estaba tan desfigurado, que ya no parecía un ser humano" (Isaías 52, 14).
Lee la Biblia
Nunca sabrás cuál será tu última Cuaresma. Por eso debes vivirla con fervor, seriedad, ofreciendo todo a Dios, aceptando de buena gana lo que Él permita en tu vida pues sabemos bien que "en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8, 28)
Una buena actividad para de verdad cumplir en esta Cuaresma es empezar a leer la Biblia.
Descubrimos en su lectura tantas maravillas esperando por nosotros... Pero no las vas a conocer si no la lees.
Te animo a que lo hagas, cambiará tu vida y te dará las fuerzas que necesitas para salir adelante en medio de cualquier dificultad.
Hazlo y después me cuentas cómo te fue.
Solo para valientes
Ahora vamos con nuestro reto. La verdad, estoy cansado de hacer tantas promesas y a mitad de la Cuaresma las olvido o las dejo a un lado. Quiero proponerme esta vez cumplirlas, agradar a Dios con mis pensamientos, palabras y obras.
¿Tienes una Biblia a mano? Ábrela en Mateo 6. Es sencillamente extraordinario y un camino a seguir.
El reto es vivirlo, vivir el Evangelio, hacer parte de nuestra vida cada una de estas palabras.
Leamos el reto…
"Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso".
Esto tiene un nombre. Es el "santo abandono en la Divina Providencia". En pocas palabras: confiar que Dios proveerá.
¿Te atreves? Vamos… ¡Ánimo! Lo haremos juntos!