No sabemos su nombre ni su edad. Más pequeño que los otros niños que se apiñaban detrás de él, el niño de la gastada camisa roja logró colarse por una rendija en la puerta gris de la catedral de Sainte-Thérèse.
¿Cuánto tiempo permaneció así, esperando bajo el dodger de Juba? Con el brazo extendido, los ojos cerrados, ahora toca con la punta de los dedos al pontífice argentino.
Francisco también extiende su brazo. Su mirada está fija en la mano del niño. Un billete. De hecho, es un billete de banco que el niño le entrega. En la foto, el Papa parece estar atravesado por un sentimiento de incomprensión, a menos que también sea una oleada de ternura.
"Quien es pobre y da todo lo que tiene". Así comentó Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio de Comunicación de la Santa Sede, en Twitter la "foto del viaje", acercándola a la parábola de la viuda pobre; la que con sus dos moneditas da todo lo que tiene como ofrenda al Templo.
Al llegar el viernes a la capital de Sudán del Sur, el papa Francisco fue recibido con fervor por multitudes reunidas a lo largo de los caminos que recorre. Detrás de las sonrisas y los gritos de alegría de las mujeres africanas, el Papa sabe que está visitando a un pueblo herido.
El país ocupa el último lugar en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. Y el futuro podría resultar aún peor. El drama del conflicto ha desplazado a un total de 4 millones de personas en las últimas décadas, o un tercio de la población total del país. En Sudán del Sur, los desastres climáticos se suman al caos de seguridad.
Es "la mayor crisis de refugiados de África", advirtió el papa Sara Beysolow Nyanti, representante de Naciones Unidas en Sudán del Sur, durante un encuentro con 2.300 desplazados internos en el centro de Juba. Según ella, dos tercios de la población estarían afectados por "niveles extremos de inseguridad alimentaria y desnutrición".
Emergencia humanitaria
Ante esta situación de emergencia, las necesidades humanitarias son colosales. En 2023, se estima que las organizaciones humanitarias necesitarán 1.700 millones de dólares para atender las necesidades de 6,8 millones de personas, en un momento en que la guerra en Ucrania está penalizando severamente las asignaciones.
Fue porque estaban al tanto del espantoso panorama que el Papa, el Arzobispo de Canterbury y el Moderador de Escocia se propusieron viajar juntos al país, para sacudir una vez más la conciencia de las autoridades del país que continúan desgarrando se separan en un contexto de lucha étnica.
Después de su primer discurso en suelo sursudanés, el Papa Francisco se acercó a la gente, especialmente a los jóvenes y mujeres, a quienes considera la "clave para transformar el país".
Al venir a este país donde todavía corre sangre, el Papa puede que solo esté sembrando semillas en un desierto. Pero también podemos esperar que los niños pequeños con camisas rojas guarden en sus corazones este mensaje que el Papa vino a traerles. "Me gustaría deciros: la semilla de un nuevo Sudán del Sur sois vosotros".