El teólogo y sacerdote Manuel Pozo Oller sorprendió a la audiencia en el reciente Congreso de Turismo y Religión, realizado en Santiago de Compostela, con su propuesta sobre una Teología del descanso.
Aquí comparto algunas notas de sus ideas y reflexiones al respecto:
Descansar es confortante, revitalizador; es algo más íntimo, más espiritual, para no caer en el vacío existencial.
Dios descansó después de su obra; el sabbath se celebra en honor al Padre, para la recreación interior. Es buscar fortalecer la vida, después de las jornadas laborales. Es revitalizarnos para que todo esté en su lugar.
El año sabático es una reparación haciendo lo que Él quiere; aporta el sentido de la fiesta, con sus implicaciones antropológicas.
Él es el único y verdadero descanso de los atribulados. Gozar de la existencia y disfrutar de la vida es la voluntad del Señor. Que vivamos en paz y con gusto.
Conciencia en paz
Descansar es alejarse de la dispersión de la superficialidad, abrirse al universo para enriquecerse con nuevas realidades y culturas. Es ocupar positivamente nuestro tiempo libre.
Es descubrir el poder de la pausa, cómo hacer más haciendo menos. Hacer de lo cotidiano algo grande y creativo.
Es buscar tener la conciencia en paz, dormir tranquilos, poner la vida en orden, bajo el amor de Dios.
Descansar es dejar de hacer las cosas que usualmente haces y relajarte lo más posible, para darte una justa pausa por el trabajo que usualmente realizas.
No es tener pereza ni tampoco dejar de asumir tus responsabilidades, sino darte el tiempo suficiente para despejar la mente y contemplar lo que haces desde un estado de reposo.
Cansancio justificado, descanso justificado
Tiene mucho más sentido la pausa cuando has realizado bien tus jornadas laborales y alcanzado a cumplir tus compromisos. Es decir, que hay un cansancio justificado por el esfuerzo que has realizado. Te mereces unas breves vacaciones.
La filosofía del tiempo libre tiene mucho más valor cuando ubicamos la trascendencia que tiene el saber usar bien nuestro tiempo.
De aquí la importancia de Johan Huizinga (1872-1945) en sus reflexiones sobre el Homo ludens (1938), obra que ubica la importancia del juego, el ocio y el tiempo libre en la construcción de la cultura.
Tan importante es el trabajo, como el saber aprovechar los momentos en los que ya no tenemos que cumplir con nuestras obligaciones. Es más, lo lúdico, se sitúa en el génesis y desarrollo de la cultura. Porque al dejar de hacer el trabajo, te das el tiempo para pensar, reflexionar y hacer arte y ciencia.
Son momentos de mucha creatividad, pues al estar relajados y sin preocupaciones, puedes ir más a fondo en los asuntos que tienen que ver con la creatividad en la vida diaria y a resolver tus problemas en la almohada.
También durante los momentos de descanso practicamos la libertad, pues ya no tenemos que hacer las cosas por deber, sino porque las deseamos. Nos invita a jugar, a practicar deportes, a realizar actividades sociales, artístico-musicales y a orar.
Mucho se ha escrito sobre el trabajo, el deber ser y las actividades productivas. Pero muy poco se ha reflexionado sobre la teología, filosofía y psicología del descanso.
Un buen descanso
No todos saben descansar bien, también hay que saberlo hacer.
Uno de los primeros aspectos que hemos de considerar, es preguntarnos si vivimos estresado. Es necesario que sepas relajarte antes de descansar correctamente.
Dormir bien es la madre de todos los descansos. Para ello, elimina algo del estrés, deja todo tipo de preocupaciones y concéntrate en relajar el cuerpo y la mente, de tal manera que sólo estés enfocado en deshacerte de todo tipo de tensiones. Respira profundamente, afloja el cuerpo en un lugar cómodo y bien ventilado. Esto ayuda mucho a descansar.
Muchas personas no se dan el tiempo para detener sus actividades y tomarse la pausa necesaria para ya no hacer ninguna acción, pues el descanso no es ponerse a hacer otras cosas.
Es el semáforo rojo: es dejar pasar muchas cosas frente a ti y no hacer nada, es apagar el motor y no moverte.
Descansar es una oportunidad de entrar al mundo interior y despejar la mente también de cualquier pensamiento, recuerdo, razonamiento o fantasía. De ser posible, es poner la mente en blanco y escuchar tu voz interior.
Cuanto más aprendamos a descansar, más vamos viendo los beneficios que aporta el saberlo hacer bien, como tantas muchas otras cosas importantes en la vida.
Es algo que hemos de desarrollar y practicarlo hasta llegar a un mayor nivel de perfección.
Si te gusta trabajar y lo sueles hacer bien, pues que también te empiece a gustar el descanso y lo acabes realizando de la mejor manera posible.
¡Buen descanso!