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10 consejos para vivir el descanso como un ejercicio espiritual

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Cecilia Zinicola - publicado el 06/05/21
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Recuperar el valor del descanso como un trabajo espiritual necesario para un estilo de vida equilibrado

En medio de las circunstancias en las que vivimos solemos justificar la falta de descanso, empezamos a asumirlo como una pérdida de tiempo, algo que nos dispersa o distrae o incluso como una irresponsabilidad o un factor que nos aleja de las oportunidades. 

A veces, hasta con cierto temor, no le damos el espacio que se merece o el mismo valor que a otros momentos en los que estamos “activos” y a la hora de planificar nuestro día no lo tenemos en cuenta esperando que simplemente suceda al final del día, más adelante el fin de semana, durante las próximas vacaciones o quién sabe cuándo. 

Sin embargo, el descanso no se trata solamente de recuperar energías y contar con una buena salud física y mental. Es un componente esencial para poder dar lo mejor de nosotros. 

Algo similar ocurre con la música que además de estar compuesta por figuras está llena de silencios y eso produce armonía. De la misma manera que un músico es capaz de reconocer los detalles en la estructura musical que hacen a una buena canción, comprender y valorar las pausas de nuestra vida es lo que nos lleva a vivir de una manera más completa. 

Nuestra rutina con sus actividades es como esa canción que suena todo el día y que tal vez no podemos cambiar por otra, pero que dependerá de nosotros el hacerla la mejor versión de todas. Así, incorporar hábitos que nos ayuden a conectar con el descanso no significa que nuestra música deje de sonar, sino darle la oportunidad a que se transforme y renueve.

Es necesario llevar a la práctica el descanso como un ejercicio espiritual haciendo frente a las tentaciones que nos alejan de un equilibrio saludable. La calidad del sueño no solo depende de las condiciones del lugar donde descansamos, sino también en cómo ha sido nuestro día y las decisiones que hemos tomado. Todo eso requiere de una verdadera disciplina de espíritu.

1Recogimiento: elige un lugar propicio para el descanso

El lugar nos predispone mejor para hacer una u otra cosa. Invierte en un colchón cómodo, una buena almohada y sábanas limpias. Decora o ambienta ese espacio de descanso como si fueras a entrar a un lugar sagrado. Puede ser simple, pero que invite a la paz con luces tenues, velas o aromáticos naturales, música suave o un baño que ayude a relajarte. 

2Soledad: destina unos minutos valiosos para ti

No hay nada mejor como empezar el día con un tiempo de tranquilidad y a solas para ir progresivamente transitando a la actividad y volviendo a hacer contacto con el mundo, tal como ocurre al final del día en sentido contrario. Puedes considerar levantarte antes, hacer una meditación, escribir en tu diario personal, rezar, tener un momento de silencio para ti para reflexionar o hacer una pequeña caminata matutina. Eso cambiará el curso de tu día.

3Diligencia: incorpora el ejercicio físico durante el día

Cuando el trabajo es mental, muchas veces sentimos que necesitamos desconectar y al final del día se nos agotan las opciones. Es mejor poder canalizar la energía física más temprano con un deporte, saliendo a correr o haciendo una caminata. Este tipo de actividad permite que uno pueda descansar mejor, ya que ayuda a segregar hormonas que aumentan la relajación corporal y mental, frena las preocupaciones diarias y reduce el estrés.

4Paciencia: toma una pausa antes de reaccionar

Cuando tengas momentos desafiantes de mucho estrés, discusiones o tensión, recuerda hacer una pausa antes de reaccionar. Esperar para darte un minuto, tomar aire y respirar profundo te ayudará a centrarte, a recuperarte y ahorrarte una energía muy valiosa que se pierde en pleitos que no te llevan a ninguna parte. Es sabio detenerse a tiempo cuando necesites ese descanso breve en un momento turbulento que puede ser largo.

5Templanza: cuida tu dieta sobre todo antes de dormir

La dieta está conectada con el sueño. No solo es importante el tipo de alimentos que consumimos, sino también el momento en que lo hacemos. Asegúrate de evitar la cafeína o irte muy lleno a la cama. La cena puede ser liviana, pero es importante no pasar hambre o sed mientras descansas. Come lo necesario de acuerdo a tu actividad y no te acuestes sin haber hecho una buena digestión. Una infusión de hierbas puede ayudar en este sentido. 

6Voluntad: esfuérzate por desconectar de las luces y ruidos

Entrar en un clima tranquilo requiere desconectar tu móvil y otros dispositivos. Muchas veces al final del día se recurre a Netflix, a la tv o al informativo para distraer la mente sobretodo en días de mucho trabajo. Lo ideal es que el uso de las pantallas no sea lo último antes de dormir. Intenta escuchar las noticias por radio mientras conduces o cocinas y mira la serie que te gusta una noche del fin de semana sabiendo que luego podrás dormir más tiempo. 

7Oración: busca momentos para rezar

El tiempo destinado a la oración ayuda a relajar el cuerpo y a unir los sentidos. Tanto rezar a primera hora del día como antes de acostarse, son momentos claves para despertar y acostarse con un espíritu positivo. Al invitarnos a un recogimiento interior y a la abstracción exterior, la oración nos hace estar presentes y abiertos a llenar el alma. Compartimos las cargas y eso hace que podamos encontrar más fácilmente el descanso necesario. 

8Discernimiento: evalúa tus horarios de descanso

Piensa qué horario sería para ti el ideal para descansar y luego cuál es el que sueles tener en la práctica. Analiza qué cosas son las que haces en ese lapso de tiempo e intenta eliminar de esa franja horaria aquellos hábitos que no suman o que puedes hacer en otro momento del día sin dejarlos para el final. Si quieres priorizar la mañana, puedes preparar tu almuerzo o tu ropa la noche anterior y así maximizar tu tiempo de descanso.

9Examen: haz un balance consciente de tu dia

Uno duerme mejor cuando se siente en paz con uno mismo y con los demás. Haz un examen de conciencia sobre tu día y piensa si has podido hacer algo bueno, algo que podrías haber hecho mejor o algo de lo que te arrepientes y tienes que corregir. Si hay algo que cambiar puedes hacerlo a tiempo y encontrar paz con Dios, contigo y con otras personas. Al hacerlo diariamente estarás ganando la posibilidad de tener un descanso real y más profundo. 

10Fe: respeta el momento de descanso pase lo que pase

Acostarse y cerrar los ojos es un acto de fe. Podemos ir a dormir con tareas pendientes o problemas sin resolver. El “irse” por unas horas significa aumentar la confianza en Dios y tener fe en que todo lo dejamos reposar en Él hasta el día siguiente. Fija tu tiempo y da en ese tiempo lo mejor de ti, pero luego descansa en Dios cuando sea el momento para ello. Él estará contigo en cada cosa y actuando en tu vida aun cuando no te des cuenta. 

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