En la audiencia privada a los participantes del Congreso de estudio «La santidad hoy», el papa Francisco pidió más alegría evangélica, pues «un santo triste es un santo triste» y puso como modelo para los jóvenes al beato Carlo Acutis, santidad en lo cotidiano en el trabajo, en el estudio, en la familia: «Saber disfrutar de la vida con sentido del humor, aligera el alma».
Al recibirlos esta mañana, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Obispo de Roma invitó al grupo de expertos e investigadores a comprobar la «calidad de la reputación de santidad» con rigor. Ellos se reunieron en Roma, en el Instituto Patrístico Augustinianum, del 3 al 6 de octubre de 2022.
Intereses poco nobles
El Papa afirmó que en nuestros días «un acceso adecuado a los medios de comunicación puede favorecer el conocimiento de la vida evangélica de un candidato a la beatificación o a la canonización».
Sin embargo, advirtió Francisco, «en el uso de los medios digitales, especialmente de las redes sociales, puede haber un riesgo de forzamiento y mistificación dictado por intereses poco nobles. Lo que se necesita, por lo tanto, es un discernimiento sabio y perspicaz por parte de todos los que se preocupan por la calidad de la reputación de la santidad».
El olfato del pueblo de Dios
Por otra parte, indicó que un «elemento que prueba la fama sanctitatis o la fama martirii es siempre la fama signorum»: «Cuando los fieles están convencidos de la santidad de un cristiano, recurren -incluso de forma masiva y apasionada- a su intercesión celestial; el cumplimiento de la oración por parte de Dios es una confirmación de esta convicción».
En su discurso, dijo que «los santos son perlas preciosas; siempre están vivos y son relevantes, nunca pierden su valor, porque son un comentario fascinante del Evangelio. Sus vidas son como un catecismo en imágenes, una ilustración de la Buena Noticia que Jesús trajo a la humanidad».
Sin alegría, la fe es triste
En otro momento de su discurso, sostuvo: «Sin esta alegría, la fe se reduce a un ejercicio opresivo y triste; pero no se llega a ser santo con ‘cara larga’ (o de vinagre): se necesita un corazón alegre y abierto a la esperanza.
Esta santidad llena de buen humor la ejemplifica el recién beatificado Juan Pablo I. Para los niños y jóvenes, el Beato Carlos Acutis es también un modelo de alegría cristiana. Y siempre nos edifica en su paradójica evangélica la "perfecta alegría" de San Francisco de Asís».
El buen humor
«No quiero terminar sin mencionar una dimensión de la santidad a la que dediqué un pequeño capítulo en Gaudete et Exsultate: el sentido del humor», expresó Francisco
«Alguien solía decir: 'un santo triste es un santo triste'. Saber disfrutar de la vida con sentido del humor, porque tomar la parte de la vida que te hace reír, eso aligera el alma».
Al final, la invitación a rezar con la oración de Santo Tomás Moro que él reza desde hace más de 40 años, contenida en la nota 101 de Gaudete et Exsultate, que entre otras cosas dice: «Concédeme, Señor, una buena digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla.»