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Así construye la Iglesia, junto a migrantes y refugiados, su futuro

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Alvaro Real - publicado el 21/09/22
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Parroquias, caritas diocesanas, comedores sociales, seminarios habilitados como viviendas. El gran trabajo de la Iglesia con quienes tienen que dejar su hogar

Este domingo se celebra la Jornada del Migrante y del Refugiado. Los obispos españoles invitan a “Construir el futuro con ellos”. Papa Francisco destaca en su mensaje que: “Gracias a ellos tenemos la oportunidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad. Podemos madurar en humanidad y construir juntos un <nosotros> más grande”.

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La Iglesia no sólo habla y conciencia sobre la importancia de la acogida y de la integración. También lo pone en práctica desde el primer momento. Son muchas las Caritas diocesanas, las delegaciones, las parroquias, los voluntarios que se vuelcan con el que llega huyendo del hambre, de la guerra o de cualquier otra circunstancia. Es un desarraigo que la Iglesia intenta paliar. Algunos ejemplos de su trabajo.

Mohammed Ikisane, marroquí, migrante e integrador social

Mohamed Ikissane tiene 25 años. Estudia integración social. Llegó a España, desde el sureste de Marruecos en los bajos de un camión. “Quería cumplir unos objetivos. Trabajar, seguir estudiando, ayudar a mi familia, mejorar a nivel personal. Pero a mi llegada me encuentro con una realidad muy dura. Porque entrar de forma irregular, sin papeles no ayuda. Recuerdo que la primera pregunta que te haces que es dónde ¿Dónde puedo ir a comer? ¿Dónde voy a dormir? ¿Dónde estudiar castellano para seguir adelante?”

Un ángel llegó a él en forma de trabajadora social. Le llevó hasta la parroquia de Santa Ana en Barcelona. Allí encontró donde comer, donde dormir, donde estudiar castellano y catalán. No sólo eso, también encontró su vocación. Quiere ser integrador social “para apoyar a otros migrantes o persona que necesitan ayuda en general” y es uno de los 295 voluntarios de esta parroquia. 

Se trata de uno de los 120 centros que tiene la Iglesia española en la ayuda a los inmigrantes. En el año 2020 el 48,2% de las personas atendidas tenían menos de 35 años. Muchos de ellos son del Norte de África y Mohamed se ha vuelto indispensable para ellos: “Como hablo árabe, ayudo a comunicarse a los jóvenes que llegan con los profesionales de la parroquia para saber qué necesitan y qué les podemos ofrecer para seguir adelante. Les doy charlas, trabajo con paciencia con ellos”. También controla la puerta, sirve los desayunos. Siempre ayudando a quienes lo necesiten. 

Hilda Vizarro, peruana, migrante y delegada

Hilda Vizarro visitó Burgos hace 32 años. Fue un viaje de turismo. Le encantó. Por eso cuando en 2003 regresó a España para quedarse eligió esta ciudad. Desde el año 2017 es la delegada de migraciones de la diócesis.

“Yo venía de Perú con un trabajo previo de muchísimos años. Desde muy niña participaba de la vida de mi parroquia. Fui catequista, animadora, y luego responsable de mi parroquia durante muchos años. Al llegar aquí, necesitaba llenar ese vacío y comencé a ir a la iglesia que estaba cerca de donde residía”, explica. 

Ahora como delegada pone toda su experiencia y su servicio a los que llegan nuevos: “El lenguaje, las formas, haber vivido esta misma experiencia me ayuda a la hora de conectar. Aunque también es verdad que no deja de ser complicado, porque cada uno llega con un problema completamente distinto. Los hay que vienen porque huyen de guerras, de conflictos… Pero al final, el cariño que le das es lo que nos une”.

Ve imprescindible el trabajo de las parroquias como lugar de encuentro y de integración: “Cuando un migrante llega, lo primero es la acogida y esta acción la hacemos desde Cáritas. Pero desde la delegación también impulsamos la acogida en la fe. Nuestro reto es que la persona se sienta integrada en la parroquia en la que vive”.

Seminarios para refugiados ucranianos

En este año 2022 el trabajo con migrantes y refugiados se ha multiplicado. La guerra de Ucrania hizo que la ayuda tuviera que redoblarse. Distintos seminarios de las diócesis españolas junto a las Caritas diocesanas se han volcado para la acogida de refugiados ucranianos.

Seminario de Derio:

Caritas Bizkaia acompaña a 48 personas en el antiguo Seminario de Derio. Llegaron a finales de marzo y estarán acompañados por Eguzkilore y personal voluntario el tiempo que se requiera. 

Les enseñan el idioma y les ayudan en todo lo que tenga que ver con temas administrativas, jurídicas y de atención médica, ya que algunos de ellos han tenido que interrumpir los tratamientos que recibían en su país. 

Nataliya Shapoval llegó a Euskadi hace 20 años y ahora es una de las que ayudan a las personas refugiadas acogidas. “En Derio intentamos que las personas acogidas se encuentren lo mejor posible”. Las vidas de estas personas cambiaron un 24 de febrero: Una profesora y logopeda que ha llegado con su hijo que tiene autismo; una familia que tardó un mes en reencontrarse… tenía una vida normal y todo saltó por los aires.

Seminario de Tarazona:

Ha sido un auténtico milagro y su obispo emérito, monseñor Hernández Sola está muy orgulloso de esta iniciativa. En la toma de posesión lo repitió una y otra vez y lo dejó claro. Es una labor de todos: “Esto no habría sido posible sin la implicación de la sociedad civil y de las autoridades”.

Más de 100 personas han sido acogidas en el seminario de Tarazona. En cuanto comenzó el conflicto, muchos colaboradores de la diócesis se pusieron a ello. Se fueron rápidamente a Polonia a traer refugiados. Al final el primer convoy llegó apenas 15 días después. 62 ucranianos, a los que poco a poco se fueron uniendo otras 50 refugiados o más. 

En este trabajo han apoyado todos. El seminario con la acogida, el Ayuntamiento con 40.000 euros para la manutención y los Servicios Sociales de Tarazona y el Moncayo que están coordinando toda la intervención.

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