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Tiene 22 años, se llama Sydney McLaughlin y es la Reina del Mundial que se está celebrando en Oregón. Ganó con una estratosférica marca de 50'68'' llegando al límite de lo inhumano. Pero lo mejor es su historia, su fe y cómo sabe quién es el verdadero responsable
Esta es la publicación que dejó esta noche en Instagram. Nada más ganar la medalla:
“Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno”.
Hebreos 4:16
Elogio. Su. Nombre.
Qué hermoso día fue ayer. Al prepararme para esta reunión, el núcleo de mi equipo se centró en la fe y las creencias. La cantidad de oración junto con el trabajo duro culminó divinamente en 50,68 segundos. Por la gracia de Dios, logramos nuestro objetivo. Muchas gracias a mi entrenador, mi esposo, mi equipo, mi familia y todos mis seguidores. ¡Sigamos empujando los límites del deporte, porque con Dios, todo es posible! Dios los bendiga”.
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No es nuevo. Todo el mundo del atletismo conoce sus grandes convicciones religiosas. Hace gala de ellas cada vez que consigue una medalla, un record Mundial.
Su familia es cristiana y desde joven la educaron en la fe, decidieron enviarla a la institución educativa Unión Católica y desde entonces los valores: compasión, comunidad, honestidad, respeto y responsabilidad son lo primero.
De entre todos los que se alegraron de su victoria destacaba una religiosa, la monja Percylee Hart, directora del colegio Unión Católica. Su directora, la que siempre la apoyó, la que destaca de ella su gran humildad.
Esa humildad que la hace, nada más batir el record del mundo y convertirse en la Reina del Mundial de Atletismo acordarse de Dios y dar gracias, convertir su mensaje en Redes Sociales en una oración de alabanza.