De casualidad vi el libro en una de las estanterías de la Librería Católica. Su título me cautivó: Relatos de un Peregrino Ruso.
Supe con el tiempo que era un clásico de espiritualidad. Se calcula que fue escrito alrededor de 1855.
Un libro tan antiguo ¿qué tendría que decirme? Lo he recordado porque un lector me preguntó si le recomendaba su lectura. A mí me encantó por su sencillez e ingenuidad. Caminé junto a un Peregrino de alma inquieta y pura que sale en la búsqueda de la verdad.
En una obra que puedes encontrar en cualquier librería católica en tu país, pregunta por ella. No te defraudará su lectura.
Todos somos el Peregrino
Me he identificado con nuestro Peregrino porque todos, en algún momento de nuestras vidas, somos como él. Llenos de inquietudes salimos en la búsqueda de un ideal, un propósito, una respuesta a nuestras preguntas.
La trama es muy sencilla. Empieza de esta forma:
“El domingo vigesimocuarto después de la Trinidad entré en la Iglesia para orar durante el oficio; estaban leyendo la epístola de San Pablo a los Tesalonicenses, en el pasaje en que está escrito: Orad sin cesar. Estas palabras penetraron profundamente en mi espíritu, y me pregunté cómo es posible orar sin cesar, siendo así que todos debemos ocuparnos en diversos trabajos a fin de proveer a la propia subsistencia.
Busqué en la Biblia y leí con mis propios ojos exactamente lo mismo que había oído: "Orad sin cesar", "orad en todo momento en espíritu".
¿Qué hacer?, pensé. ¿Dónde encontrar una persona capaz de explicarme estas palabras? Iré por las iglesias donde predican oradores famosos y acaso en ellas encontraré lo que busco. Y sin más, me puse en camino”.
Ahora sabemos que hay muchas formas de hacerlo. Podemos orar sin cesar y agradar a Dios en todos nuestros actos, por más sencillos que parezcan. Te comparto en este escrito 7 claves para lograrlo. ¡Te van a encantar!
Un camino espiritual con una meta
El peregrino escribe el libro en primera persona, como si fuese un diario personal. En realidad es un itinerario espiritual.
Busca el conocimiento de la oración. Usa palabras muy sencillas y te identificas con él, sientes que caminas a su lado.
Es una travesía interminable, en busca de una respuesta a una pregunta que parece sencilla: “Cómo puedo orar sin cesar?”. ¿Lo has pensado alguna vez?
A nuestro Peregrino nada lo detiene, es perseverante. Está enfocado y no se desvía por nada.
En Aleteia hemos publicado algunos artículos buenísimos sobre esta maravillosa obra, mostrando la fuerza de su espiritualidad y grandes enseñanzas que los lectores podemos sacar de su lectura.
Toda nuestra vida puede ser oración
¿Te gustaría saber más? Fray Nelson Medina nos enseña las prácticas que debemos cultivar para que todo en nuestra vida sea una oración.
Recuerdo una ocasión que un conocido sacerdote, el padre Jorge Loring, vino a mi país, Panamá.
Conducía el auto, encendí la radio y de casualidad escuché una entrevista que le hacían en la emisora.
Explicaba que podemos ofrecer a Dios todas nuestras actividades cotidianas y pedirle que las convierta en oración, es el ofrecimiento de obras.
Es lo que yo hago todos los días. Temprano me levanto y lo primero es ofrecer a Dios todo lo que haré.
Le pido que mis actos sean una oración continua, aunque lo olvide en el camino, por estar trabajando. Que cada gesto, pensamiento y palabra se convierta en oración.
¿Eres contemplativo?
Ya lo decía san Josemaría Escrivá: “Los hijos de Dios hemos de ser contemplativos: personas que, en medio del fragor de la muchedumbre, sabemos encontrar el silencio del alma en coloquio permanente con el Señor: y mirarle como se mira a un Padre, como se mira a un Amigo, al que se quiere con locura”.
Y tú, amable lector, ¿tienes alguna forma predilecta para rezar? Compártela con nosotros. Te paso mi email personal: cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!